Tatuaje

Quién le iba a decir a Puigdemont que un día alguien se haría un dibujo de su rostro, y en el culo

JOSEP MARIA FONALLERAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hace unos días, en un debate en la Universitat de Girona sobre los medios de comunicación, Mónica Planas mencionó el invento de Tabarnia Tabarnia–una broma que habría tenido cabida en un escenario– como la constatación de que el paso del chiste a la realidad nace en el momento en que un medio determinado le da carta de autenticidad a partir de la inclusión de la broma en el contexto de un noticiario. 

Si TVE conecta en directo con la rueda de prensa de Boadella, el payaso (esto lo dijo él y se trata, tú dirás, de un payaso acreditado) pasa a ser presidente. Ya no ejerce del Boadella que bromea, de la persona que vive (o vivía) en Jafre, sino del presidente "en el exilio" de esta cosa que, creada como bufonada, se transforma en realidad e incluso convoca una manifestación real en la que Boadella deberá ejercer como político (de broma, pero político) y no como comediante. 

Esperpento

"Lo que vivimos es más bien un esperpento, pero como todos los esperpentos tiene un fondo trágico porque afecta a la vida de mucha gente". Tiene razón, Boadella. Si dejamos la trascendencia aparecen detalles del todo estrambóticos. ¿Quién le iba a decir a Puigdemont que un día alguien se haría un tatuaje de su rostro, con cicatriz incorporada, entre la nariz y el labio, y con el flequillo que le tapa los ojos? ¿Y que este tatuaje terrorífico sería en el culo y que el tatuador diría que "con el procés han aflorado muchos sentimientos"? Lo dicho: un esperpento. O dos.