LA CLAVE

Susto en la Ronda Litoral

Pese a vivir en sociedades razonablemente seguras, no podemos sustraernos a los sobresaltos que producen las nuevas amenazas

camion

camion / periodico

JUANCHO DUMALL

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Está contrastada la diabólica capacidad del terrorismo de encontrar nuevos métodos para sus ataques indiscriminados. Eso aumenta su potencial capacidad destructiva. El uso de camiones es una novedad que llegó a Europa el año pasado de forma dramática en Niza (14 de julio, 87 muertos) y en Berlín (19 de diciembre, 12 muertos). Los servicios de seguridad tomaron medidas en las principales urbes europeas ante esta nueva amenaza que venía sobre ruedas. Así, en ciudades como Barcelona o Madrid fue prohibido el tráfico de vehículos pesados durante las últimas cabalgatas de Reyes.

Nadie se ha sorprendido, en consecuencia, de la actuación policial el martes en Barcelona cuando un hombre robó un camión de distribución de butano, condujo a gran velocidad hacia ninguna parte mientras sembraba la vía de bombonas que caían de la caja y trató de entrar a la Ronda Litoral en dirección contraria. Guardia Urbana y Mossos iniciaron la persecución con la fundada sospecha de que estaban ante un ataque probablemente yihadista que había que parar a tiros.

Luego supimos que el conductor kamikaze era un sueco, probablemente borracho y drogado tras una noche de desenfreno, que quiso hacer una gamberrada de altísimo riesgo. El suceso acabó sin muertos, el vehículo robado recibió siete disparos y el siniestro conductor fue detenido e ingresado en un centro sanitario. Pero lo que nos enseña este episodio es que, pese a vivir en sociedades razonablemente seguras, no podemos sustraernos a los sobresaltos que producen las nuevas amenazas. Porque en el fondo todos sabemos que el riesgo de una masacre existe en cualquier ciudad occidental abierta al libre tránsito de personas, y más si es un destino del turismo internacional.

ATAQUE DE LOCURA

Al final, quedará la sensación de que este suceso fue fruto del ataque de locura de un hombre que para ser feliz quiso un camión. Pero lo que late debajo del suceso es que los peligros en una sociedad avanzada como la nuestra pueden no estar en absoluto vinculados a grupos terroristas organizados.