Supeditar la independencia al afecto

El ejercicio realizado por este periódico de recoger las palabras más significativas en catalán ha dado una radiografía de la sociedad catalana infinitamente más interesante que cualquier estadística ponderada o estudio sociológico serio.

Pedir que, como quien no quiere la cosa, todos eligiéramos una palabra que nos gustara ha permitido que se dijeran las grandes cosas que la comunicación demasiado consciente censura. Sí, seguro que hay quien ha rehuido la pregunta y ha evitado hábilmente la implicación directa.

La variedad de actitudes ante la demanda quizá no se nota tanto entre los lectores anónimos, pero sí se ve claramente en los personajes conocidos. Los osados que no temen lo que son han contestado del derecho sin meditarlo demasiado (de eso se trataba) aportando la información más valiosa para dibujar ese retrato inconsciente de lo que somos. Otros, atemorizados por si se les veía el plumero, han rehuido las palabras que sus voces les cuchicheaban y han optado por decir algo correcto o conveniente a su posición social o política. Sea como fuere, lo que resulta una agradable sorpresa es que de todas las palabras posibles la ganadora sea una que evoca cariño, estima y buen trato:acaronar. Y todavía más sorprendente es que haya ganado en votos al hito más importante para muchos individuos:independència.

Alguien me dice que no hay para tanto, que quizá los que han votado son los más cursis. Es posible. Pero también puede ser que los que más han votado sean los más necesitados de cariño o los que más ganas tienen de acariciar con la lentitud específica deacaronar. O los dos grupos a la vez. Mi teoría particular, y ahora sí que me tienen que perdonar el arrebato primaveral, es que por todas partes corren personas que, hartas de su independencia de organismos unicelulares, piden a gritosacaronary seracaronats. Solo les falta descubrir el cómo.