IDEAS
La mitad de Steely Dan
Jordi Puntí
Escritor. Autor de 'Confeti' y 'Todo Messi. Ejercicios de estilo'.
Jordi Puntí
Hoy en día es muy fácil: intenten escuchar una canción de Steely Dan. En Youtube, o en Spotify. En disco, si tienen una cierta edad y forman parte de su discoteca de vinilos. Escuchen 'Do it Again', 'Aja' o 'Hey Nineteen'. Seguro que las habían oído antes, porque Steely Dan es uno de esos grupos que tienen la virtud de sonar como si fueran siempre actuales. La mayoría de canciones son largas y avanzan sin prisa: una mezcla personal de jazz armónico, ritmos lentos de discoteca de los 70, apuntes de guitarra del blues, saxos eróticos y letras narrativas.
Aunque habían vendido millones de discos, Fagen y Becker mantenían un perfil bajo y discreto
El éxito de Steely Dan se repartía entre dos personas, dos amigos: Donald Fagen y Walter Becker. De Fagen ya hablé aquí hace un par de años porque había publicado un muy buen libro de memorias, 'Eminent Hipsters'. Desgraciadamente ahora toca recordar a Walter Becker, que ha fallecido esta semana a los 67 años, sin que hayan trascendido las causas de su muerte. Becker vivía en Hawái desde hacía años y de vez en cuando salía para reencontrarse con Fagen y hacer algún concierto. El grueso de la carrera de Steely Dan comprende tan sólo diez años, de 1972 a 1981, con algunos discos y actuaciones posteriores que remitían a esa década gloriosa. Eran dos chicos de Nueva York, de clase media, que habían dejado la universidad para ir a California a hacer el hippy. Cuando se cansaron, en 1980, volvieron a Nueva York y grabaron el mejor disco y el más difícil: 'Gaucho'. Canciones glamurosas y cosmopolitas.
Luego Fagen grabó en solitario, producido por Becker, y al revés, Becker grababa con producción de Fagen: era otra forma de trabajar juntos. Aunque Steely Dan había vendido millones de discos, los dos músicos mantenían un perfil bajo y discreto. Habían hecho las burradas de su generación -drogas y sexo y todos los tópicos que uno quiera-, pero era como si esa parafernalia les resbalara y eso les protegía de las modas. Hay músicos así, con este privilegio: Joe Jackson, Nick Lowe, Arto Lindsay, quizá Elvis Costello. Su obra es como la versión musical del retrato de Dorian Gray. Ahora se ha ido Walter Becker y, fuera del tiempo, las canciones de Steely Dan son aún más inmortales.
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