Sondheim y Buñuel, sorprendente maridaje

JOSEP MARIA POU

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Es unánime el reconocimiento de Stephen Sondheim como el gran maestro vivo del teatro musical.  Cuando creíamos que a sus 84 años, con graves problemas de salud, se hacía difícil esperar de él algún nuevo musical (más allá de las consabidas recopilaciones «corta y pega» de canciones de deshecho guardadas bajo siete llaves), el maestro nos ha sorprendido con el anuncio de un nuevo proyecto, ya muy avanzado, en colaboración con el autor teatral David Ives (Venus in Fur), de larga experiencia también en musicales. La noticia nos ha devuelto la esperanza a quienes nos habíamos resignado a no esperar ya mucho del maestro.

Pero lo que nos ha dejado a todos sorprendidos, boquiabiertos y con un come come de impaciencia dificil de contener, es que este nuevo musical está basado en dos películas de Luis BuñuelEl ángel exterminador y El discreto encanto de la burguesía, dos pilares del surrealismo buñueliano, dos películas hechas con 10 años de distancia, la una en México en 1962 y la otra en Francia en 1972, perfecto complemento la una de la otra.

Dejo la mente libre y no me cuesta imaginar el musical: en el primer acto (El encanto) un grupo de personas de la alta burguesía, (diplomáticos, hombres de negocios, rentistas) no consiguen encontrar el lugar idóneo para la cena prevista, en un peregrinaje lleno de interrupciones y vanos intentos de sentarse a la mesa. En el segundo (El exterminio), los mismos personajes, habiendo saboreado las excelencias de una cena suculuenta, no consiguen salir del lugar que les alberga por alguna razón que desconocen.

Sigo imaginando e imagino un primer acto de lujo, glamur y sarcasmo a latigazos, y un segundo mucho mas negro, degradante, de auténtico esperpento. Es decir, un primer acto cercano a A little night music (basada en un filme de Bergman, como Passion lo fue de un filme de Ettore Scola) y un segundo acto más cercano a Sweeney Todd, dos obras bien conocidas, deglutidas y aplaudidas en Barcelona merced a los buenos oficios de Mario Gas, a quien emplazo ya a no dejarse perder la oportunidad del estreno entre nosotros. El maridaje (palabro de moda) de Sondheim, Buñuel y Mario Gas puede conseguir que, al igual que los burgueses de la historia, no logremos, llegada la noche del estreno, abandonar el teatro. Aunque por motivos bien distintos: ellos ahítos y desconcertados, nosotros felices y hambrientos de más. De más Sondheim, más Buñuel, más Gas, más música, más teatro.