Soluciones de alta complejidad

Una gran fuerza para afrontar los problemas del Raval es la propia gente del barrio y su tejido ciudadano

Operación contra la venta de droga en el Raval

Operación contra la venta de droga en el Raval / periodico

ENRIC CANET

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Bronislaw Geremek, en 'La piedad y la horca' (Editorial Alianza, 1989), escribe que con los pobres pasamos de querer asistirles a querer matarlos. En el Raval nos pasa un poco igual. Desde hace más de mil años, su gente no sabe si es un ciudadano o si vive allí al margen. Por un lado, servimos como sede de instalaciones culturales, y por otro, recibimos estigmas históricos. La droga y su tráfico ha sido uno de los recurrentes. Recuerdo los camellos en la calle de la Cadena hace 25 años. Desde entonces ha estado presente, como lo estuvo mucho antes. Ahora, porque algunos vecinos han plantado cara, se ha vuelto más visible.

Si añadimos que el barrio del Raval, como toda Ciutat Vella, está en el candelero de las preocupaciones ciudadanas –como la presencia de turistasturistas, la delincuencia que atrae, el ruido y la suciedad que causa, los apartamentos turísticos ilegales, las casas en mal estado que son carne de cañón de especuladores y empujan al alza los alquileres, y además otras viviendas han sido ocupadas, situación más visible por la venta de drogas–, estamos de nuevo en el ojo del huracán de las noticias del verano. 

Propongo, de entrada, que los partidos políticos no aprovechen la falta de noticias del verano para obtener réditos que no favorecen a la ciudad

Medidas de choque

Ahora la gente, preocupada y asustada, exige medidas urgentes. Estas no pueden ser simples tapaderas; las inmediatas han de ser de choque, claro. Pero Barcelona, Ciutat Vella, necesita soluciones de alta complejidad porque estos problemas tienen elementos que se imbrican, son muy confusos y terminan afectando a los colectivos más débiles, que sufren la inseguridad y la indefensión.

Propongo, de entrada, que los partidos políticos no aprovechen la falta de noticias del verano para obtener réditos que no favorecen a la ciudad. A continuación, que el equipo de gobierno actúe, dejando claro que es responsabilidad de todo el Ayuntamiento y que se debe hablar con todos para aplicar políticas sociales a largo plazo.

Pero sería un gran error que creyeran que la solución solo vendrá del consistorio. Son factores muy complejos, responsabilidad de todas las administraciones. Y algunos de ellos fruto del capital desbocado y las grandes dificultades para detenerlo; los grandes fondos de inversión legales, los negocios mundiales como el turismo y otros muy opacos y criminales, como la droga.

Tejido ciudadano

A pesar de la complejidad, una gran fuerza que tenemos en nuestras manos son las personas y el tejido ciudadano, una red importante en el barrio del Raval. Históricamente, la gente se ha unido para generar soluciones a los problemas colectivos. Iniciativas muy diversas que hacen suyo el barrio y luchan para mejorarlo. Las soluciones con futuro solo perdurarán si se trabaja comunitariamente, contando con todo el mundo, vecindario, iniciativas ciudadanas y Administración. Y entre todos, hacer propuestas administrativas y jurídicas para la protección de las personas.

Por último, el vecindario y los que colaboramos con él debemos hacer un esfuerzo para no criminalizar. Hay que encontrar soluciones, detener la violencia y el abuso de poder, teniendo en cuenta que muchas de las personas son víctimas de un engranaje económico que genera desigualdad y que mientras enriquece a algunos arroja a muchos otros a la pobreza y la exclusión.