Tú y yo somos tres

Soledad en Tokio: robots y colegialas

Alejandra con una camarera (Cuatro)

Alejandra con una camarera (Cuatro)

Ferran Monegal

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Los viajes de Alejandra Andrade (Fuera de cobertura, Cuatro) son muy distintos de los de Samanta Villar. Mientras Samanta busca el sensacionalismo a través de instituirse ella misma en criatura star systemAlejandra sigue con más fidelidad el reporterismo clásico.

Esta semana ha estado en Tokio. Ha sido la suya una mirada interesante. Esta ciudad, y su área metropolitana, cobija a más de 36 millones de habitantes. Tanta masa humana junta ha provocado una gran soledad individual. Hemos visto a japoneses de 30, 40, 50 años, sentados en los bancos de las plazas hablando con sus pequeños robots portátiles. Los llaman minisukes. Parecen monitos. Están dotados de memoria relacional. Cuanto más les hablas, más ensanchan su vocabulario. El japonés encuentra en su pequeño robot el compañero ideal. Fuera del trabajo solo se relacionan con él. No es de extrañar que la natalidad en Tokio haya bajado en picado.

{"zeta-legacy-video":{"videoId":"1488885"}}Alejandra también ha visitado los Maid cafés. Son establecimientos inquietantes. Todas las camareras van disfrazadas de colegialas. Todas deben aparentar tener 16 o 17 años. Se busca en ellas la combinación de infantilismo y servidumbre. Es una relación morbosa y enfermiza. El lema laboral que impera en Tokio es: "Debes trabajar tantas horas como soportes sin morir". Internet está plagada de webs que facilitan amigos a 5 euros la hora. Uno de ellos advirtió: "No ofrecemos sexo. Somos confesores". Proliferan también los Neko-cafés, lugares que te ofrecen pasar la tarde con un gato. La ausencia de relaciones personales parece que ha generado una sociedad sorprendente. Este trabajo de Alejandra inquieta y asusta a la vez.

LA 'NIETÍSIMA' OTRA VEZ

No deja de ser asombroso que, cada vez que se empareja con un nuevo pollastre, el Deluxe (Tele 5) la contrate y le monte pista en el circo de la tele durante una o dos horas. Estoy hablando de Carmen Martínez Bordiú. Resulta que ha dejado a El Chatarrero y acaba de echarse novio nuevo, un joven australiano llamado Tim y de profesión asesor de meditación y buenos alimentos. No le veo el interés, francamente. Aquí lo tremendo es lo equivocado que estoy. Esta larga sesión con la nietísima concitó una notable atención. Logró que el Sábado Deluxe mitigase la fuga de espectadores. ¡Ah! A veces la audiencia me asusta. Como los solitarios de Tokio.