Análisis

Sijena entra en campaña

El artículo 155 nada tiene que ver con el traslado de las obras, porque el Gobierno español no podía impedirlo

El presidente de Aragón, Javier Lambán, durante su visita de hoy  junto a la consejera de cultura  Mayte Pérez y el alcalde de Villanueva, Ildefonso Salillas, al Monasterio de Sijena.

El presidente de Aragón, Javier Lambán, durante su visita de hoy junto a la consejera de cultura Mayte Pérez y el alcalde de Villanueva, Ildefonso Salillas, al Monasterio de Sijena. / periodico

JOAQUIM COLL

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Es comprensible el dolor de los responsable del Museu de Lleida y de muchos catalanes por el traslado de las obras de arte a Sijena, pero la manipulación y la mentira son inaceptables. Los partidos separatistas han utilizado este asunto con el propósito de que sea vivido como una humillación, como otra prueba más de catalanofobia y una afrenta que se ejecuta por culpa de la aplicación del artículo 155. Todo falso.

Vayamos por partes. De entrada hay que recordar que fue ERC quien se opuso al convenio que el 'exconseller' Santi Vila había alcanzado con su homóloga aragonesa, Mayte Pérez, a finales del pasado abril. Era un acuerdo entre administraciones, más allá del lío judicial, para que no hubiera vencidos en la gestión de este patrimonio. Pero Oriol Junqueras impidió que el tema figurase en el orden del día del Consell Excecutiu por razones de "oportunidad política" y el tema quedó aparcado 'sine die'.

Para entender el caso hay que recordar que el origen del pleito es la disgregación del patrimonio del Real Monasterio de Sijena tras el saqueo e incendio que sufrió en 1936 a manos de una columna anarquista. Las obras en disputa fueron compradas entre 1983 y 1994 por la Generalitat y el MNAC, pero la venta la hicieron unas monjas sanjuanistas del Monasterio de Valldoreix que no eran sus propietarias, sino solo las depositarias.

Operación fraudulenta

En el 2015, el juzgado número 1 de Huesca dictó que la operación había sido fraudulenta y ordenó la devolución del patrimonio a la Comunidad de Sijena, cuyo monasterio ha sido entre tanto restaurado. La Generalitat ha ido perdiendo todos los recursos, impugnaciones, alegaciones y apelaciones ante la justicia ordinaria. Ahora falta el Tribunal Supremo, pero la orden de ejecución provisional de la sentencia no tenía vuelta atrás porque también el TSJC desestimó las medidas cautelares solicitadas 'in extremis' por el Consorcio del Museu de Lleida para paralizar la entrega de las obras. 

En resumen, el 155 nada tiene que ver, porque el Gobierno español no podía impedirlo. Es verdad que el alcalde de Lleida, Àngel Ros, acosado por un entorno local muy crispado, aludió a ello, pero Miquel Iceta negó la mayor. Es más, de no haber sido por el 155, tal vez el 'exconseller' Lluís Puig hubiera acabado cometiendo un delito de desobediencia y otro de apropiación indebida. Aunque supongo que no. En julio del 2016, la Generalitat devolvió 53 obras depositadas en el MNAC con mucho sigilo, sin incómodas imágenes, como parte de una estrategia jurídica para ganar tiempo. Entonces nadie intentó paralizar la salida de los camiones.

Se ha dicho estos días que se exigían las obras de Sijena en Catalunya, y no otras que se encuentran en el Museo del Prado o Toledo, por motivos políticos. Se han hecho 'tuits' incendiarios desde canales públicos. También falso. Todas las piezas vendidas legalmente antes de 1923, momento en que dicho monasterio fue declarado monumento nacional y, por tanto, pasó a disfrutar de una protección integral, no se reclaman. Los catalanes podremos seguir viendo importantes obras de arte sacro de Sijena en Lleida y en el MNAC.