Siempre a la contra

"Contra Franco vivíamos mejor". La frase se la atribuyen a Manuel Vázquez Montalbán. Aunque, como aclaraba su hijo Daniel Vázquez Sallés, en realidad era una pregunta retórica a la que el propio Vázquez Montalbán contestaba que no. Pero no son pocos los que se sintieron (o se sienten) identificados con la frase, por el desencanto que les produjo la transición.

Vivir a la contra a veces provoca más satisfacciones que vivir a favor. "Contra Mourinho vivíamos mejor", podrían decir algunos culés. O “contra Guardiola vivíamos mejor”, podrían decir algunos merengues (incluso algunos culés). Otros afirmarían: “Contra Aznar vivíamos mejor”. O “contra Pujol vivíamos mejor”. Somos un país de trincheras, donde necesitamos enemigos reconocibles, que cohesionen a los de nuestro bando. Y cuando te quedas sin enemigo reconocible, te invade una mezcla de nostalgia y orfandad.

Vista la frialdad con la que algunos se han tomado el final de ETA, igual es que hay quien ya empieza a especular que “contra ETA vivíamos mejor”. Es cierto que este final por entregas de la organización terrorista ha sido más de cara a su galería que al conjunto de la población que durante muchos años no entendió porque seguían matando. Que absurda tanta muerte para nada.

Pero, tranquilos, que al desaparecer ETA del tablero, algunos han visto la jugada clara buscando otro enemigo contra el que luchar, sin fisuras, donde cualquier disensión pueda ser tildada de traición. Ese enemigo es el independentismo. ¿De qué hablarían dirigentes del PP y de Ciudadanos sin independentismo contra el que cargar? Ahora que ya no hay terrorismo, los CDR son terrorismo. Y no pasa nada si tu señalas con nombres y apellidos a unos profesores, cuando sabes que de ese señalamiento lo único que vas a sacar es echar más leña al fuego. ¿Para qué intentar solucionar conflictos si puedo sacar más tajada gracias al conflicto? ¿Para qué intentar vías de diálogo, si la solución me va a quitar argumentos para mis declaraciones incendiarias? Y si además las encuestas me dicen que por ese camino voy bien, ¿para qué cambiarlo? ¿Para qué buscar acuerdos, si lo que me pone es la derrota sin condiciones del enemigo?

A este tipo de política tampoco es ajeno parte del independentismo. Todo lo malo que nos pasa en Catalunya es culpa de España. Ahora lo matizan y, los mismos que inventaron el "Espanya ens roba", ahora hablan de que ellos no van contra España, sino contra el Gobierno de España, contra el aparato del estado español, en un refinamiento del lenguaje digno de estudio. Saben perfectamente que se han encontrado con la mejor versión de la España oficial para hacer crecer el separatismo. Pero me temo que todo esto también puede acabar con acérrimos independentistas afirmando dentro de no muchos años: “Contra aquella España vivíamos mejor”.