Shakespeare

Estar o no estar, esa es la cuestión. Los británicos lo votaron el jueves y el resultado ya lo conocen. De todos modos, si somos sinceros, hemos de reconocer que ya sabíamos que el Reino Unido llevaba tiempo sin estar comprometido con el proyecto europeo. Lo grave es que muchos de los países que todavía hoy formamos parte de la Unión Europea tampoco lo estamos, y seguimos jugando a ignorarlo.

La construcción de la UE fue básicamente económica, con errores de bulto como una misma moneda en países con políticas económicas tan distintas y en algunos casos tan irresponsables, y sin una reserva federal al estilo de EEUU, pero el gran problema es que nunca se apostó por una unión política y sentimental. Nunca se apostó por una reducción significativa de las estructuras e intereses nacionales.

Los políticos así lo quisieron para no perder influencia en sus negociados y negocietes. Quieren ganar las elecciones en sus condominios a costa de lo que sea y prometiendo cualquier cosa, como hemos visto de nuevo en España, mientras al Parlamento Europeo (estéril en política económica) envían a viejas glorias a jubilarse o a jóvenes aventureros para que se fogueen. Las buenas noticias las dan en clave nacional y las obligaciones sacrificadas se venden por exigencias de una Europa de la que , cuando nos lo cuentan, parece como si ellos no formaran parte.

El Reino Unido ha escenificado que no quiere estar más en la UE, pero llevaba tiempo actuando así. ¿Qué decir de Grecia? ¿Y de España o Francia? Alemania lleva la política económica y, aunque cansada del incumplimiento sistemático de algunos ha marcado un ritmo imposible, si queremos andar con una moneda fuerte como el euro en el bolsillo no hay que perder de vista el rumbo.

EN QUIEBRA TÉCNICA

España no ha cambiado su estructura de administraciones solapadas e instituciones obsoletas. Hemos sufrido la austeridad sin aprovecharla para cambiar nuestra manera de funcionar, algo imprescindible ya que nuestro déficit no baja y nuestra deuda es del cien por cien de lo que producimos. Estamos en quiebra técnica y seguimos igual pero con menos recursos. Es como si un ludópata no dejara de serlo y cada vez tuviera menos dinero para seguir en el casino. Actuando así, ¿estamos en la UE o ya estamos marcando también el camino de nuestra futura salida? ¿Y Grecia, Francia o Italia?

Y qué decir de los que cumplen y ven con quién se han asociado. Alemania, tras el 'brexit', dice que apuesta por una Unión que sigue queriendo a su semejanza, pero qué va a pasar cuando asuma que algunos hemos desarrollado anticuerpos casi indestructibles para cumplir. Estar o no estar, esa es la cuestión. El problema no es el Reino Unido. Europa no existe y cada vez hay menos tiempo para que la unión sea verdadera.