Sexo, drogas, y Haendel and Mozart

rmassague34749897 il trionfo del tempo e del disinganno  georg friedrich haend160719200930

rmassague34749897 il trionfo del tempo e del disinganno georg friedrich haend160719200930 / periodico

ROSA MASSAGUÉ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Un joven Georg Friedrich Händel bajó desde las brumas sajonas de su Halle natal a la soleada luminosidad de Roma donde conoció a las grandes lumbreras musicales de la época (Arcangelo Corelli o Alessandro Scarlatti) y a ricos e ilustrados mecenas. Uno de ellos, el cardenal Benedetto Pamphili. Entre las muchas obras poéticas y filosóficas escritas por este rico purpurado estaba 'Il Trionfo del Tempo e del Disinganno" y Händel recibió el encargo de ponerle música iniciando así su catálogo de oratorios en 1707

En aquel momento la contrarreforma católica había ya triunfado plenamente. El Papa Inocencio XI había prohibido la ópera en los dominios pontificios en 1681, prohibición que seguía en vigor cuando Händel llegó a Roma. Los oratorios no eran más que una forma de orillar el veto operístico. Tenían una tradición que venia de las representaciones medievales y de los autosacramentales. Había limitación de temas a exponer y todos debían tener un objetivo moralizante.

De esta forma, 'Il Trionfo...' es una alegoría centrada en cuatro personajes en la que Tiempo y Desengaño intentan convencer a Belleza que abandone a Placer a quien ha jurado fidelidad. No hay sorpresa final porque el título de la obra ya deja bien claro quién saldrá ganador en esta lid.

Händel tenía 22 años cuando compuso el oratorio. No tiene la fuerza y la casi perfección de 'El Mesías' (aquí no hay coro), pero tampoco es una obra menor. La partitura está sembrada de semillas de lo que Händel haría en composiciones posteriores, reciclando partes por ejemplo para su música de teclado y órgano, y también para el teatro. El caso más notorio es el aria 'Lascia la spina' que aquí canta Placer, y que se convertirá en 'Lascia ch’io pianga' en la ópera 'Rinaldo'. Hermosas ambas versiones.

AJUSTE DE CUENTAS CON LA IGLESIA // El Festival d'Aix en Provence ha apostado fuerte por este oratorio encargando la dirección musical a Emmanuelle Haïm y la escénica al polémico Krzysztof Warlikowski. Éste, nacido y crecido en la muy católica Polonia, intenta hacer un ajuste de cuentas con la Iglesia en la puesta en escena de este oratorio, representado en un lugar que hace al caso como es el Théâtre de l'Archevêché, el teatro al aire libre en el patio del palacio del arzobispado.

Ciertamente el deseo de placer, la búsqueda de la belleza siempre superficial, y el valor de la imagen entre los jóvenes son cuestiones que no pueden ser más de actualidad. Y Warlikowski se dedica a explorar estas ansias, solo que quema casi todos los cartuchos nada más empezar para dejar el resto del oratorio en progresión plana.

En los primeros momentos, unas imágenes reproducidas en dos pantallas gigantes muestran una escena de discoteca en la que Belleza y su chico se pasan drogas de boca a boca. El chico morirá de una sobredosis y ella se engancha (nunca mejor dicho) a los dictados de un Placer, macarra de discoteca, bajo la mirada severa de Tiempo y Desengaño, dos personajes representando una generación mayor que parcecen ser los padres. Según la alegoría, Belleza renuncia a Placer y se entrega a Dios, una entrega que, según Warlikowski es absoluta al tiempo que inutil porque se suicida.

En tiempos de su estreno, entre la primera y la segunda parte del oratorio había un sermón. Aqui Warlikowski introduce un fragmento de la película 'Ghost Dance', de Ken McMuellen, en la que el filósofo Jacques Derrida elucubra sobre los fantasmas (Placer le había mostrado a Belleza un grupo de jovencitos errantes). No me quedó claro si el director de escena se lo toma en serio o en broma, pero el inserto resulta hilarante por mostrar con qué facilidad algunos intelectuales son capaces de elaborar un discurso pseudocientífico dando la sensación de gran seriedad y profundidad.

La soprano Sabine Devielhe, con una carrera breve pero bien encarrilada, superó con creces el agotador papel de Belleza haciendo gala de unos agudos impecables. El contratenor Franco Fagioli era Placer. La contralto Sara Mingardo mantiene aquella voz aterciopelada que tantos éxitos le consiguió y que se adaptaba bien al personaje de Desengaño. El tenor Michael Spyres era Tiempo.

La interpretación de este oratorio lleva la marca de la directora Haïm y su grupo, Le Concert d'Astrée, bregados en infinidad de buenos proyectos barrrocos. Si hay algo que objetar a la dirección eran los tiempos excesivamente lentos en algunas arias, pero el resultado global conseguía pasar muy por encima de la propuesta escénica lastrada por un discurso que a medida que se iba desarrollando el espectáculo perdía gas. 

COLONIALISMO EN ERITREA // Si el mundo de la droga acompañaba el oratorio de Händel, el sexo lo hacía en 'Cosí fan tutte', de Wolfgang Amadeus Mozart. Hay muchas formas de aproximarse a esta ópera de la trilogía que el compositor compuso con libreto de Lorenzo Da Ponte. Puede hacerse desde el feminismo, o desde los principios de la Ilustración, o desde la defensa de la autonomía de la persona, o incluso desde la simple comedia. Por lo visto, también puede hacerse desde la vulgaridad con un discurso anticolonialista. Y eso es lo que presenta la producción que firma Christophe Honoré para el festival de Aix.

Este 'Cosí' se situa en Eritrea, en los años 30 del pasado siglo, cuando aquel territorio era una colonia de la Italia fascista. En el programa de mano, Honoré explica que su objetivo es "modificar el equilibrio entre el bien y el mal, llegar lo más rápido posible al mal, saltar las etapas". Y cuando todavía la orquesta toca la obertura, el personaje de Guglielmo ya ha violado a una mujer negra. A continuación y hasta el final, el sexo es la máquina que mueve a todos los personajes.

La violencia colonialista se expresa en la dominación sexual en una especie de barra libre en la que caben todos los fetichismos raciales, pero tanto magreo en escena, cansa. Dicho esto, hay que destacar en positivo el muy elaborado movimiento escénico y la excelente dirección de actores. 

En el foso estaba Louis Langrée dirigiendo a la Freiburger Barockorchester, formación de acrisolado prestigio en el repertorio mozartiano, que en algunos momentos parecía someterse a la dureza de lo que se contaba en escena. El reparto vocal, muy correcto, estaba formado por Lenneke Ruiten (Fiordiligi), Kate Lindsay (Dorabella), Joel Prieto (Ferrando), Nahuel di Pierro (Guglielmo) y Rod Gilfry (Don Alfonso) y Sandrine Piau (Despina). El coro era el de la Ópera de Ciudad del Cabo (Sudáfrica).

Desde su fundación en 1948, Mozart ha estado siempre presente en el Festival d'Aix en Provence. En los últimos años, las óperas del compositor de Salzburgo han sido apuestas poco o nada convincentes. Baste recordar 'El rapto del serrallo', de la pasada edición, en una versión aburrida, oportunista y superficial, centrada en el yihadismo.

Hasta aquí las noticias menos buenas del Festival de Aix. En la próxima crónica, las buenas. En realidad, muy buenas.

'Il Trionfo del Tempo e del Disinganno', visto el día 14 de julio. 'Cosí fan tutte', vista el 15 de julio.