Dos miradas

Sexo en la carretera

EMMA RIVEROLA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

«La prostitución que da peor imagen a los turistas y la que debería prohibirse es la de las carreteras» , afirmaba ayer en estas páginasAntonio Escudero,presidente de la Federación de Hostelería de Girona. Sí, es cierto, la figura de una mujer semidesnuda en el arcén de una carretera esperando a un cliente rompe la armonía del paisaje. El fucsia chicle de sus minivestidos desentona con los tonos ocres y verdes de la naturaleza. Igual que el mercadeo de unos euros arriba o abajo y los coches con los cristales empañados y los preservativos usados arrojados entre los matorrales. Si además pensamos que esa mujer, o niña, probablemente es una esclava en manos de una mafia, entonces la imagen se torna muy fea. Y si esa mujer llegó engañada a este país, fue violada, amenazada y convertida en drogadicta, la fealdad alcanza un mal gusto insoportable.

Los prostíbulos -macros, midis o minis- tampoco son la solución. La mayoría son prisiones con luces de neón. Un lucrativo contenedor del problema. No hay un único modo de combatir la prostitución: la vía policial y judicial, para las mafias; la garantía de los derechos, para las víctimas; la educación, para los jóvenes…

No progresaremos sin consenso político. Tampoco si no nos despojamos de prejuicios y falsas hipocresías. Entretanto, no hay que olvidar que lo que vemos en la carretera es la viva imagen de la esclavitud.