IDEAS

Serafina y las polillas

RAMÓN DE ESPAÑA

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Hay que ver cómo se agradecen los discos hipnóticos y adictivos en épocas tan infames como la actual. Son difíciles de encontrar, pues la banda sonora de los malos tiempos suele ser espantosa, pero cuando das con uno de ellos sabes que cada día vas a disfrutar de 45 minutos espléndidos, de una tregua maravillosa, de un atisbo de cómo podría ser un mundo mejor. Me pasó hace semanas conMuchacho, sexto álbum de esecowboygaláctico que se hace llamar Phosphorescent, y me está pasando ahora conThe moths are real,tercera entrega deSerafina Steer,cantante, arpista y compositora británica que cultiva un fascinante folk alternativo que haría las delicias de los habitantes de Twin Peaks.

Que las polillas existen es algo que sabíamos todos, pero que se les pudiera sacar tanto partido es toda una novedad: no hay una sola canción mala o inane enThe moths are real, aunque puede que lo que a mí se me antoja melancólico, lírico o evocador a otros les resulte soporífero. Sí sé que cuando enchufo el contestador automático, me tumbo en el sofá y me echo (metafóricamente) en brazos de la dulceSerafina,el mundo me parece más amable, más humano y menos raro, como diríaMaría Jiménez.No soy el único: el productor del disco es el último gran icono pop británico,Jarvis Cocker, y entre los fans deSerafinahay otro ex de Pulp (e hijo predilecto de Sheffield),Richard Hawley.Del mismo modo que siempre me he imaginado a Dios con la voz deJohnny Cash,creo que las sirenas cantarían comoSerafina Steer, en quien también aprecio a ratos la influencia de difuntas tan venerables comoSandy Denny, laLicoricede The Incredible String Band o laNicodeChelsea girl, cuando aún no se le había quedado puesta a perpetuidad la voz de cazalla. Voz, arpa, un cuarteto de cuerda por aquí, un sintetizador herrumbroso por allá y mucha melancolía positiva, de la que consuela y hace compañía: esa es la propuesta de la señoritaSteer,la única capaz de captar el hálito poético de las polillas.