El cuerno del cruasán

Ser o no ser, o ser un poco menos

JORDI PUNTÍ

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El calendario del payés y los intelectuales suelen afirmar que, en épocas de crisis como la que vivimos, lo último que debería sufrir los recortes de presupuesto de los gobiernos es la educación y la cultura. La educación, porque es una inversión de futuro: si los estudiantes de hoy tienen medios, se dice, saldrán mejor preparados y el día de mañana sabrán esquivar las consecuencias de la crisis actual. En el caso de la cultura, porque todas esas exposiciones, libros, conciertos, obras de teatro y festivales multimedios subvencionados actúan como voz de la conciencia colectiva. Aunque no nos demos cuenta, nos ayudan a pensar sobre nosotros mismos y nos enriquecen moralmente¿

Todo esto es en teoría, claro. A la hora de la verdad, la cultura siempre es la pariente pobre y, además de mendigar cada año las migajas del pastel público, al final recibe el tijeretazo como todo bicho. Es lo que ocurrió la semana pasada cuando elconsellerFerran Mascarellanunció que este año las ayudas públicas se reducirían entre un 15% y un 20%. Un recorte, además, que se añade al del año pasado y que algunos directores ya cuentan como pérdidas en el total. Así, el MNAC ya calcula que ha «perdido» 2,1 millones de euros de un total de 17. Son cifras contundentes, pasta gansa, y por lo que hemos visto en las primeras reacciones, los afectados las valoran desde la desesperación: están los que se quejan de que deberán reducir el número de actividades y los que avisan de que la falta de dinero rebajará la calidad del conjunto.

No hay duda de que el dinero público ayuda a situarles en el mapa de la cultura europea, pero seguí las reacciones de una serie de directores (del Lliure, del Macba, del Mercat de les Flors, del MNAC) y de repente me pareció un concierto de llorones. Que si «habrá que empezar a disminuir la actividad», que si «tendremos que cambiar de proyecto»¿ Me acordé de Josep Lluís Núñez, aquel presidente del Barça, cuando decía que con los bolsillos llenos de millones incluso la portera de su casa sabría fichar a grandes jugadores. Ante la crisis, también hay que aguzar la imaginación. Tirar de la cantera, de los nuevos talentos. Buscar, si hace falta, más patrocinadores que quieran poner publicidad en la camiseta. Las cifras demuestran que de momento el público no ha dejado de acudir a los espectáculos. Ahora más que nunca necesita despejarse, salir de casa¿It's showtime, ladies and gentlemen!