ANÁLISIS

Ser o no ser en el Partido Conservador

Aunque la UE pierde peso con el 'brexit', la idea de que el Reino Unido regrese, con medio país recelando y agraviado, sería peor

Partidarios del 'brexit', en la conferencia del Partido Conservador.

Partidarios del 'brexit', en la conferencia del Partido Conservador. / periodico

Rafael Vilasanjuan

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Con la conferencia anual de los conservadores británicos en marcha, Theresa May se lo juega todo en su discurso del miércoles. Gran Bretaña está metida en un laberinto con una salida tan enrevesada, que algunos han empezado a mirar el regreso a la entrada, como vía de emergencia. A solo 6 meses para el inicio de la desconexión, no solo no hay acuerdo, sino que los propios británicos, matemáticamente divididos entre los que se quieren ir y los que se quieren quedar en la Unión Europea han descubierto que entre el  y el no había demasiados matices.

Están los que se quieren ir sin acuerdo, con Boris Johnson liderando el frente rebelde dentro del partido para apartar a  May. Están los que quieren un acuerdo, aunque sea malo, asumiendo que la negociación a dos años pueda irse prolongando y estableciendo áreas en las que no haya ruptura. Luego están los que quieren una salida suave, algo parecido a lo que sería la relación de la UE con Noruega, con acuerdos estables y fronteras blandas. Y por último están los que empiezan a cuestionar si se deberían abrir de nuevo las urnas ahora que la clase política se muestra incapaz de avanzar y por los pasillos del laberinto se intuyen mas puñales que señales de humo.

División

Todas estas posturas se dan en el partido de los tories, que afrontan un congreso mas divididos que nunca, precisamente por la que había sido su apuesta mas firme: recuperar la soberanía entregada a Bruselas. Pero frente a quienes puedan intuir un espacio de esperanza para una nueva votación, todo apunta mas bien a que entre Europa y Gran Bretaña se avecina un periodo de turbulencias. La idea de un nuevo referéndum es cuestionable. Aunque buena parte de expatriados británicos dicen que no fueron a votar pensando que estaba ganado y a pesar de que incluso los defensores acérrimos de la salida admiten que utilizaron argumentos económicos falsos o sin ninguna evidencia, lo cierto es que quienes querían irse supieron movilizar mejor a su gente.

Se intuye que los otros o no le daban tanta importancia o no supieron encauzar argumentos. En todo caso hay dos buenas razones para pensar que un nuevo referéndum no despejará el horizonte. La primera es que previsiblemente la división en dos mitades, gane quien gane, sería bastante similar y por lo tanto la rueda daría de nuevo otra vuelta en cuanto los perdedores ganaran peso. La segunda, mas importante, es que ningún partido, ni siquiera los laboristas de Corbyn, oficialmente han salido a pedirlo, probablemente porque ahora que pueden ganar las próximas elecciones, saben que un tema tan sensible acabaría por cerrar la esperanza de alcanzar el gobierno.

Hay que asumirlo, aunque la Unión Europea pierde peso con el brexit, la idea de regreso, con medio país recelando y agraviado sería peor. Otra cosa es que si los conservadores son incapaces durante el congreso de proponer una salida, el país no aguantará mucho tiempo mas el dilema de Hamlet:  Ser o no ser. Para May, esa es la cuestión.