LA POLÉMICA IMAGEN DE CRISTO

Sensibilidad

Consumidores habituales de la imaginería, que hemos tenido que ver quisiéramos o no a despecho de nuestra sensibilidad, se sienten ahora ofendidos

El montaje que le ha costado una multa a su autor.

El montaje que le ha costado una multa a su autor. / INSTAGRAM

ROSA RIBAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

A raíz de la polémica sobre la multa que le han impuesto a un joven por poner su rostro sobre una imagen de Cristo, de la discusión sobre los sentimientos religiosos heridos, no puedo dejar de hacerme algunas preguntas.  

¿Por qué los fieles de determinadas religiones tienen la prerrogativa de pasear por las calles imágenes crueles que muestran torturas brutales y sangrientas? ¿Por qué hemos tenido no solo que imaginar sino que ver en libros profusamente ilustrados escenas a todo color de una crueldad desmesurada: personas crucificadas, aspadas, metidas en aceite hirviendo, asadas sobre unas parrillas, aseateadas contra un tronco, personas a las que les arrancaron los ojos, les cortaron los pechos, les seccionaron las manos?

¿Con qué derecho se metieron y adueñaron de mis pesadillas? Durante años me persiguió la imagen de Herodes siendo devorado vivo por los gusanos

Barbaridades

Todas estas imágenes aparecían en los libros de vidas de apóstoles y santos con que quisieron adoctrinarnos en mi infancia sin que a nadie le preocupara en absoluto si herían la sensibilidad de una niña. 

Hemos visto infanticidios masivos en la matanza de los inocentes, hemos visto el Nilo convertido en sangre, nos han contado que un ángel de la muerte asesinó a todos los primogénitos en Egipto (esto me tocó personalmente ya que soy la hermana mayor), hemos visto muchachas descuartizadas sobre los lomos de toros, niños devorados por leones, sin que nadie se preguntara qué imágenes, qué poso deja la exposición a tales barbaridades en una mente infantil. 

Ofensa

¿Con qué derecho se metieron y adueñaron de mis pesadillas? Durante años me persiguió la imagen de Herodes siendo devorado vivo por los gusanos. Por mucho menos,  antes de la proyección de algunas películas o documentales, aparece una notita advirtiendo de que contienen imágenes que pueden herir nuestra sensibilidad.

Y ahora consumidores habituales de toda esta imaginería, que hemos tenido que ver quisiéramos o no, a despecho de nuestra sensibilidad, se han sentido ofendidos. Y encima han hecho pagar una multa al "ofensor". Podría ofenderme también, pero estoy todavía demasiado atónita.