El coste del 'brexit'

Secretos y mentiras

El ministro britanico para el 'brexit' David Davis  y el negociador jefe de la UE Michel Barnier.

El ministro britanico para el 'brexit' David Davis y el negociador jefe de la UE Michel Barnier. / periodico

Rosa Massagué

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La propaganda, a favor o en contra, que envuelve los cambios radicales se pierde siempre en un mar de declaraciones y de datos económicos de difícil comprobación empírica hasta que la realidad demuestra el error casi siempre monumental que el sentido común ya intuía acertadamente. Aquí tuvimos aquello de que ni los bancos ni las empresas se irían sino todo lo contrario y tal y tal. Y en el Reino Unido, un Gobierno, el de David Cameron, asustado ante la posibilidad de perder el referéndum del ‘brexit’ publicó dos informes elaborados por el ministerio de Hacienda que coincidían en anunciar el colapso económico prácticamente instantáneo si ganaban los partidarios de la salida del Reino Unido de la UE. Ni aquí ni allí ha ocurrido lo anunciado. En el caso de Catalunya, pronto se comprobó el engaño garrafal. En el británico, ha habido marejadilla, pero nada se hundió en su momento.

Pero han pasado ya 16 meses desde la consulta británica y con las negociaciones entre Bruselas y Londres en marcha, los nubarrones crecen oscureciendo así el horizonte  mientras la mar gruesa se abre paso. El Gobierno de Theresa May se niega a facilitar la información contenida en 58 estudios realizados sobre el impacto del ‘brexit’ en otros tantos sectores económicos con el argumento de que deben permanecer en una "zona segura" para no perjudicar la negociación. Los sectores estudiados, desde la agricultura al turismo, la publicidad o la industria aeroespacial, representan el 88% de la economía. Este secretismo es motivo de alarma y hace temer lo peor.

David Davis, el negociador jefe de la delegación británica, anunciaba ayer la creación de 5.000 puestos de trabajo el año próximo en Hacienda para hacer frente a las múltiples cuestiones, algunas seguramente inesperadas e insólitas, que planteará la salida de la UE. Desde el punto de vista laboral es un magro consuelo porque ayer mismo el Banco de Inglaterra anunciaba que solo en el sector financiero pueden perderse hasta 75.000 puestos de trabajo, puestos que en su mayoría ganarían plazas financieras del continente como son Frankfurt o París.

Este sería el peor escenario en el caso de que no hubiera un acuerdo específico entre el Reino Unido y la UE sobre los servicios financieros. Otros estudios sitúan la pérdida de puestos de trabajo en el sector en 65.000 o 40.000. Desde Bruselas el ‘think tank’ Bruegel considera que serán 30.000. Sea una u otra cifra, lo cierto es que las entidades bancarias y financieras que operan en Reino Unido deben adoptar planes de contingencia para continuar su actividad en la UE.

Los británicos tiene derecho a saber cómo les afectará el futuro acuerdo de salida, confiando en que lo haya. La campaña del ‘brexit’ fue un gran ejercicio de cinismo e irresponsabilidad principalmente por los partidarios de la salida, pero también por quienes quieren seguir en la UE. Unos no explicaron qué comportaba en términos políticos y económicos ser miembro del club europeo, y los otros dejaron que fuera la prensa más repugnante la que las hiciera la campaña gratis. Y ahora, mientras siguen los secretos y las mentiras, viene la tormenta.