#SEATbuscaNombre

De derecha a izquierda, Luca de Meo, presidente de Seat,  Matthias Rabe, vicepresidente de I+D, y Alejandro Mesonero, director de diseno. junto al nuevo modelo Ateca.

De derecha a izquierda, Luca de Meo, presidente de Seat,  Matthias Rabe, vicepresidente de I+D, y Alejandro Mesonero, director de diseno. junto al nuevo modelo Ateca. / periodico

ALBERT SÁEZ

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Vaya pedazo de caso de disrupción digital de una gran empresa. Seat ha puesto en marcha una campaña para que sus clientes propongan y elijan el nombre del nuevo todocamino que van a fabricar y comercializar. Com explicaba Toni Fuentes en su crónica del jueves, hasta el nomento la elección de la nomenclatura de los modelos correspondía a los expertos en 'naming' que, como mucho, realizaban algún focus group para sondear los gustos de los potenciales compradores. Pero ahora no. #SEATbuscanombre es una campaña que se desarrollará en dos fases: en la primera se podrán proponer nombres para el nuevo modelo de los que un grupo de expertos elegirá tres que serán sometidos a votación popular. Las propuestas tienen una sola restricción: deben corresponder a un topónimo de la geografía española para mantener la coherencia de la nomenclatura de la marca. Y la votación final se hará sobre una 'short list'. Un ejemplo, pues, de colaboración entre los expertos y los usuarios. 

Demasiado a menudo las empresas, las instituciones y las personas se confunden al abordar los procesos de digitalización. Muchos lo consideran un reto única y exclusivamente tecnológico. Piensan que dotando de tabletas o de teléfonos inteligentes a su red comercial ya superan el reto. E incluso lo planifican y evalúan como un simple proceso de reducción de costes. Y se estrellan porque siguen haciendo lo de siempre cambiando las herramientas. Pero, no. La digitalización es también, y principalmente un cambio de mentalidad. Y en consecuencia un cambio en la manera de pensar, de actuar, de organizarse, de producir, de vender, de comprar y de comunicarse. Abraza a todos los estadios de producción y de gestión de las organizaciones. Dos de las claves de esa nueva mentalidad se observan perfectamente en esta iniciativa de Seat: el ejercicio del poder es horizontal y no vertical, de manera que donde pueda haber una conversación no hay un sermón y, en consecuencia, los consumidores intervienen siempre que pueden y quieren porque cada vez pueden y quieren más. Como dijo el presidente de la compañía, Luca de Meo, es una iniciativa dirigida a los "incondicionales de la marca", para los que tienen más 'engagement' si utilizamos la palabra de moda.

Seat se equivocará si se mira este proyecto como un simple cambio de 'look' en una campaña clásica de marqueting. Si piensa que única y exclusivamente está ampliando el número de participantes en el 'focus group'. Porque lo que está haciendo en realidad es 'hackear' la propia compañía, dejando entrar a los "incondicionales" en la sala del comité de dirección. Y va a tener la oportunidad de charlar con ellos durante cuatro meses. Va a poder escucharles y casi hablarles al oído. Si Seat lo hace bien, va a intensificar las relaciones con sus incondicionales que le van a explicar lo que piensan ellos pero también los más tibios, los descreídos, los alejados, los enfadados o los 'haters'. Seat va a conseguir muchas más cosas que poner un nombre a un modelo. Va a cambiarse por dentro. Dejar votar implica asumir riesgos, pero impedirlo es propio de la cada día más lejana era analógica.