Santi Vila estudia el modelo Gorbachov

El pragmático 'conseller' no quiere separarse del independentismo, solo reacomodarlo si conviene

El 'conseller' de Empresa i Coneixement de la Generalitat, Santi Vila.

El 'conseller' de Empresa i Coneixement de la Generalitat, Santi Vila.

JOAN TAPIA

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Artur Mas -con miedo a ser superado por Oriol Junqueras- forzó la coalición de Junts pel Sí con ERC en el 2015. Los datos autonómicos de CDC se remontan así al 2012, pero en las legislativas del 2015 y el 2016 (y en todas las encuestas), Esquerra bate con claridad a CDC. Es posible que el elector más independentista se haya pasado a ERC, pero ¿qué ha pasado con la legión de moderados que votaban a un partido atrapatodo como la CDC de Pujol?

En el 2015, 103.000 moderados votaron a Unió, que sacó un 2,51% y no entró en el Parlament. Si la participación no hubiera subido tanto, Ramon Espadaler sería parlamentario. Duran se equivocó al no dar la cara. Ahora Espadaler Montserrat Surroca, exdiputada por Girona, intentan -con complicidades como la de Carlos Losada- una nueva oferta socialcristiana. Pero sin vocación mayoritaria. Igual que el nuevo partido Lliures, de Fernández Teixidó, en otro tiempo próximo a Mas, que hace una oferta liberal clásica, demasiado estrecha. Cierto que C's o el propio Miquel Iceta, abanderado de la sensatez, pueden aspirar a captar algunos de esos votos, pero tampoco muchos.

En el 'establishment' catalán -cenas de VIPS mediante- se cree que la normalización pasa por la reconstrucción de una CDC liberal y catalanista pero de amplio espectro. Y que el pragmático Santi Vila, que ha ocupado ya tres 'conselleries', sería la persona idónea.

Pero Vila no cena (aunque también), sino que hace política con una mezcla rara de descaro y cautela. Piensa de forma similar a los 'consellers' que se han ido, pero cree que su compromiso con el 'president' tiene prioridad. Y sabe que el mundo no se acaba mañana, que ser acusado de traición no forja un líder, y que tras el 1-O, pase lo que pase, su partido necesitará un candidato alejado de los dogmas y que atraiga a todo el catalanismo pragmático -independentista o menos-, que lo diferencia de ERC y -mucho más- de la CUP.

No quiere crear problemas al inseguro PDECat, espera que su núcleo dirigente le reclame. Para iniciar una nueva etapa, sin renuncia a objetivos máximos pero más centrado en el corto y medio plazo. No quiere romper, sino consolidar una imagen propia, algo diferenciada pero fiel a las líneas maestras de la CDC de siempre.  

DOS RIESGOS

Vila tiene dos graves riesgos. El primero es que el 1-O acabe muy bronco y se encuentre inhabilitado. Como Junqueras. El otro es no haberse desmarcado a tiempo, como en parte le pasó a Duran. Tanto fue como cántaro a la fuente con Mas que al final fue considerado infiel por unos y poco claro por otros. Pero Vila abraza la complejidad. Se mantendrá en el Govern y en el PDECat y lanzará su perestroika solo cuando la nomenclatura del partido (Marta Pascal y David Bonvehí) le llamen.

Alguien teoriza que si Gorbachov hubiera equivocado los tiempos nunca habría sido secretario general del PCUS. Esperó pacientemente antes de destaparse. Vila cree que no toca separarse del independentismo, sino reacomodarlo y "desdogmatizarlo" cuando Puigdemont ya haya cumplido con su destino.