Opinión | IDEAS

Jaume Subirana

Profesor de la UPF y escritor.

JAUME SUBIRANA

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No Sant Jordi

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Cuando ustedes lean esto, las paradas y las aglomeraciones de Sant Jordi en el centro de Barcelona y otras ciudades catalanas ya serán historia y las rosas empezarán a decaer en el jarrón del recibidor. El lunes, el mundo editorial, los libreros y los escritores vivimos otro fogonazo que nos dará a todos aire hasta el año que viene, enmedio de la crisis sempiterna y las incertidumbres del país. La literatura y el libro catalanes son y no son Sant Jordi: se enorgullecen y lo exhiben, dependen de él y lo aman, lo añoran y lo difaman, lo sufren y lo celebran. Por un día, las letras y la lectura habrán sido 'mainstream': si no compras y comentas algún libro parece que seas un don nadie, como pasa el día después de ganar una Champions con el fútbol, el Onze de Setembre con la palabra 'Catalunya' o en Nochevieja con el cava y las uvas.

Los libros de la lista de los más vendidos no llegan, todos juntos, al 7% del total de las ventas del día

Después de días de inundación mediática, muchos de ustedes podrían dar algún nombre de triunfador de este Sant Jordi, seguramente procedente de las listas de los más vendidos o del ramillete de los autores más conocidos. Hace un par de años, Màrius Serra (que este año ha incluido las listas en la trama de 'La novel·la de Sant Jordi') y Sergi Pàmies se entretuvieron en calcular el porcentaje de las ventas de Sant Jordi que representan los libros de la lista de los más vendidos: todos juntos no llegaban al 7%. Quiero decir que hablamos de un fenómeno diverso y disperso, que en Sant Jordi hay afortunadamente mucha vida más allá de lo que suena: por poco que se hayan fijado, habrán encontrado en los suplementos y mostradores editoriales nuevas (la última, Quid Pro Quo, bienvenidos), traducciones inéditas, librerías acabadas de estrenar (como La Inexplicable en Sants o La Carbonera en el Poble-sec), autores noveles: todos siguen en danza a partir del día 24. 

Somos más que afortunados de tener la Diada de Sant Jordi, pero también todo lo que no es Sant Jordi, que es mucho y muy diverso. Sin listas ni colas ni autobombo ni imágenes cursis en el whatsapp. Bienvenidos a los 364 días que no son Sant Jordi.

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