Dos miradas

Salvar al mundo

Con coraje y heroicidad discreta, profesores y profesoras abren las aulas con el afán de transmitir, de crear expectativas, de superar obstáculos y desánimos

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zentauroepp44895757 murcia180905183601 / Marcial Guillén

Josep Maria Fonalleras

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He escrito muchas veces sobre 'Los justos', el espléndido poema de Borges. Pienso a menudo en él cuando, en situaciones dramáticas, sin esperanza o con una esperanza débil y brumosa, se me presenta de nuevo como una oración laica que clama a favor de la humanidad a partir de detalles que no son trascendentales y que, justamente porque no lo son, reunidos, hacen que el mundo sea más habitable. Es la acumulación de las pequeñas cosas, hechas por desconocidos que se ignoran entre ellos, la ola de gestos heroicos que no son majestuosos sino humildes. Un hombre que cuida de su jardín, uno que agradece que en la tierra haya música, el que descubre una etimología, dos que juegan al ajedrez en un lugar remoto, el ceramista que premedita colores y formas, el tipógrafo que estructura una página, el hombre y la mujer que leen los tercetos de Dante, la que acaricia a un animal dormido, el que agradece la existencia de Stevenson, la que prefiere que los otros tengan razón o que sufre en silencio.

Hoy no es un día excepcional. O sí. Se repite cada año y cada año es un clamor silencioso a favor de la civilización. En la lista de Borges añado a los profesores y las profesoras que hoy abrirán de nuevo las aulas. Con el afán de compartir, de transmitir, de estar presentes en la vida del futuro, de crear expectativas, de superar obstáculos y desánimos, gracias a su coraje y a su heroicidad discreta. Están salvando al mundo. Y hoy vuelven a hacerlo, como cada año.