Sahara, el conflicto pendiente

XAVIER RIUS

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A veces algunos conflictos bélicos territoriales han resuelto o apagado, después de que la parte militar o demográficamente ganadora consigue que pase una o dos generaciones, invirtiendo en el territorio, y desplazando población nueva. También se puede resolver con el cansancio y envejecimientos del que lucharon hace 30 o 40 años, confiando en que los nietos de estos olvidarán el pasado y apostarán por un futuro en el que las antiguas heridas quedarán en el olvido. También puede terminarse con la pérdida de apoyos externos o cuando las condiciones regionales hacen que ese conflicto sea un lastre para los países de la región.

A menudo cuando en España, Francia, la Unión Europea o en Estados Unidos alguien plantea la solidaridad con el pueblo saharaui o la necesidad de hacer cumplir el derecho internacional vulnerado por Marruecos, escucha respuestas como "¿aún con el Sahara ? " o "¿por qué no se conforman con que Marruecos les dé una autonomía? O "no se dan cuenta que están solos y han perdido?". Pero la realidad, más allá de que la ONU no tenga voluntad de presionar a Marruecos, que Francia apoye incondicionalmente la política marroquí y que España -potencia colonial que tendría legalmente la soberanía- no haga ningún gesto en favor de los saharauis, es que el paso de los años no ha hecho disminuir el rechazo de la mayoría de los saharauis que viven bajo la administración marroquí en las ciudades de El Aaiún, Smara o Dajla, y que, incluso, muchos de los hijos de los que fueron llevados como colonos desde 1976 a vivir en el territorio , abrazan la causa independentista.

Estos primeros días de mayo he podido visitar la antigua provincia española del Sahara Occidental, y hablando con la gente te das cuenta que Marruecos no sólo no ha conseguido ganarse a los saharauis, sino que también, muchos de quienes llegaron al territorio tras de la ocupación marroquí de 1976, o sus hijos han abrazado la causa independentista. Ciertamente hay un cansancio entre parte de los cien mil refugiados que viven en los campamentos de Tinduf, en Argelia, pero la situación política y social en el territorio ocupado y administrado por Marruecos no hace pensar que el conflicto pueda terminar a corto plazo con un juramento de vasallaje y sometimiento de los saharauis al rey Mohammed VI.

UN TERRITORIO POR DESCOLONIZAR

Aunque la clase política y la prensa marroquí lo niegue, el Sahara, abandonado por España en 1976, es uno de los 17 territorios de todo el mundo pendiente de descolonizar según la ONU. Después de años de una guerra que sólo se estabilizó con la construcción de un muro de 2.700 kilómetros con cien mil soldados desplegados, que divide el territorio y representa una sangría económica para Marruecos, en 1990 el Consejo de Seguridad reafirmó que era un problema de descolonización que debía ser resuelto por su población.

Se firmó un acuerdo con Marruecos y los independentistas del Frente Polisario para enviar cascos azules y celebrar un referéndum que hubiera tenido que hacer en 1996. La Misión de Naciones Unidas para el Refèndum el Sahara Occidental, MINURSO, se desplegó en el territorio en 1991, pero el referéndum se suspendió en exigir Marruecos a última hora que votaran también los nuevos habitantes trasladados al territorio después de la ocupación marroquí. Y cuando años más tarde el Polisario aceptó que los llamados colonos también pudieran votar, Marruecos también se opuso a que se realizara, dado que buena parte de la nueva población del Sahara, originarios de las zonas del sur de Marruecos, entre Sidi Ifni y Tarfaya, son cultural y lingüísticamnent también saharauis, y estaban abrazando las tesis independentistas.

La propuesta que sin mucha convicción hace Marruecos de dar autonomía al Sahara no resulta nada convincente, dado que ni existen las libertades políticas y de expresión previas para que esta oferta sea creíble, ni Marruecos está dispuesto a aceptar una administración autónoma gobernada por independentistas que probablemente ganarían las elecciones. Pero, sobre todo, Marruecos no sabría cómo insertar en el territorio los cien mil saharauis que deberían volver desde los campamentos de Tinduf en Argelia. Y una muestra de esta falta de libertades previa, para hacer creíble cualquier propuesta de autonomía de Marruecos, es que de manera reiterada reprime todas las manifestaciones en el territorio, y la policía marroquí no deja entrar, confina o expulsa a las delegaciones de observadores que se desplazan al Aaiún. La última el pasado 15 de abril de un grupo de diputados y concejales catalanes que fueron confinados en el hotel.

MANIFESTACIONES EN EL AAIUN, SMARA Y DAJLA

La respuesta del ejército y la policía marroquí en noviembre de 2010 en la protesta pacífica de Gdeim Izik, cerca de El Aaiún, donde unas veinte mil personas acamparon en demanda de mejoras social y libertades políticas y de expresión, que acabó con una dura represión y diez muertos, demostró la incapacidad de las autoridades marroquíes para gestionar el conflicto, dado que lo que inicialmente era sólo una protesta ciudadana acabó como una demostración de la fuerza del independentismo saharaui.

Lo que más me sorprendió de mi visita a El Aaiún fue como, sin miedo a los vehículos y agentes de policía marroquí que patrullan constantemente por la ciudad, donde la semana pasada hubo varias manifestaciones independentistas coincidiendo con la aprobación de una nueva resolución de la ONU, mucha gente se me acercó espontáneamente para explicarme su punto de vista. Unos me invitaban a su casa a comer o tomar un te y poder hablar. Otros a ir a un cibercafé a ver vídeos de las manifestaciones de los días pasados reprimidas por la policía en el Aaiún, Smara o Dajla. Todos contaban sin rodeos que muchos jóvenes- algunos hijos de colonos- iban vía Mauritania en los campamentos de Tinduf a hacer instrucción con el Polisario. Y cada persona que se acercaba a hablar desmentía la versión oficial marroquí que el independentismo saharaui es fruto de los intereses de Argelia y de los líderes del Frente Polisario que tienen como rehenes a los refugiados de Tinduf. Y Internet y la telefonía móvil no sólo facilitan la convocatoria de manifestacion contra la ocupación, sino que ha reforzado el vínculo y el sentimiento de ser un solo pueblo entre los que viven en los campos de refugiados en Argelia y los que están en la parte que controla Marruecos.

La resolución aprobada el pasado martes por el Consejo de Seguridad de la ONU prorroga un año el mandato de la Misión de la ONU para el Referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO), en la línea de lo que proponía el infome del pasado 10 de abril, que no recogía la propuesta de otorgar a la MINURSO la competencia de velar del cumplimiento de los derechos humanos y las violaciones a los mismos, como si tienen la mayoría de misiones de la ONU en los conflictos o procesos en que se han desplegado tropas y/u observadores. Una resolución que no gustó a los independentistas saharauis porque no aporta nada nuevo, más que hablar de hacer nuevas conversaciones realistas, con un nuevo enfoque, y sin condiciones previas.

Nadie sabe cuándo será el próximo estallido en el territorio, más allá de las manifestaciones habituales, y parece evidente que las nuevas conversaciones de los enviados de la ONU con Marruecos y el Polisario no aportarán nada. Afortunadamente, hoy por hoy, el Polisario descarta volver a la guerra, pero Marruecos no puede continuar eternamente administrando o ocupando un territorio con una población que dice que no es marroquí, bajo la vigilancia de tres mil soldados. Sí, ya sé que se me dirá que políticamente para la región lo mejor sería que los saharauis aceptaran tener una autonomía dentro de Marruecos. Pero, a falta de un referéndum que diga lo contrario, parece que la mayoría no quieren ser marroquíes y el derecho internacional no reconoce a Marruecos la soberanía del territorio. 38 años de administración o ocupación marroquí de una parte , y de exilio de la otra no han conseguido, por ahora , doblar lel deseo que se culmine el proceso de decolonitzación. El conflicto sigue latente.

Post publicado en el blog de Xavier Rius