DOS MIRADAS

Saba y el portero

Vuelvan a mirar el último gol de la noche del PSG, Ter Stegen toma conciencia de su rol y no lo celebra con sus compañeros

Ter Stegen controla el balón en campo del París SG ante Veratti en el Camp Nou.

Ter Stegen controla el balón en campo del París SG ante Veratti en el Camp Nou. / periodico

JOSEP MARIA FONALLERAS

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Estos días he recordado las 'Cinco poesías sobre el juego del fútbol', de Umberto Saba. Es un caso singular en la obra del poeta italiano, al que no le gustaba el fútbol. Como él mismo explica, sin embargo, un día fue a un estadio, el de Trieste, y pensó que aquella locura "absurda y pueril", como decía Borges, bien valía un rato de dedicación poética. Saba encontró en el deporte un aliento clásico, la excusa para unas composiciones que van desde la oda a la elegía. 

Uno de los cinco poemas se llama 'Goal' y describe con nitidez la escena culminante de un partido. Primero, se fija en el portero que ha visto como la red de su portería ha sido "violada", tumbado en el suelo después de "la última vana defensa". No quiere ver "la amarga luz", mientras un compañero intenta consolarlo y descubre "llenos de lágrimas sus ojos".

Mientras tanto, el equipo ganador, "una embriaguez compartida", celebra el gol con un delirio donde todos se juntan en torno al jugador que ha marcado. ¿Todos? No. Al otro lado del campo, el porterocuerpo y alma, está solo. "Su alegría se vuelve voltereta, se convierte en unos besos que envía desde la lejanía". Reclama, anclado en su área, participar en una fiesta "de la que yo también formo parte". Vuelvan a mirar el último gol de la noche del PSGPSGTer Stegen, aunque estaba allí, toma conciencia de su rol y no lo celebra con sus compañeros. Corre hasta su madriguera. Solo. Como el portero de Saba, como todos los porteros.

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