El epílogo

Rouco en campaña

ALBERT Sáez

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Xavier Sardàdecía ayer en la tertulia deManel Fuentesque la insistencia del cardenalRoucopodría acabar con la simpatía general que todavía suscita el concepto de familia.Rouco Varela es uno de los mayores desastres de la Iglesia española desde la recuperación de la democracia. Como su predecesor y mentorÁngel Suquía,Rouco se forjó como obispo del ala dura en la Galicia deFraga Iribarney desembarcó en Madrid para proteger el ala extrema derecha de la liberalEsperanza Aguirre. PeroRoucoha cruzado Rubicones que jamás osaron traspasar niSuquíani el bueno deRicardo Blázquez. Le juzgamos políticamente porque sus actuaciones han sido políticas, tanto en el día a día del arzobispado de Madrid dando alas aFederico Jiménez Losantosen la COPE y organizando marchas contraZapaterocomo desde la tribuna de la Conferencia Episcopal promoviendo documentos pidiendo el voto contra determinados partidos, todos menos uno.

Dejamos de lado otros asuntos más internos, como su vieja amistad conMaciely los Legionarios ahora intervenidos por el mismísimo Vaticano o su decisiva intervención en desarmar intelectualmente a los obispos de Catalunya y del País Vasco acusando de nacionalista a todo aquel candidato inteligente que se cruzaba en el camino de sus protegidos.

Trampa final

El final de la carrera deRoucoparece que estará a la altura de su historial. Ahora se promociona para ser reelegido antes de cumplir los preceptivos 75 años y tener que poner su cargo a disposición del Papa. Una trampita que el propio eminentísimo cardenal consideraría pecado si la protagonizara algún político de los que no le gustan o algún obispo de los que nombróPablo VI,en gloria estén.

Roucoy los suyos, que ahora son mayoría entre el episcopado español, son especialistas en ver la paja en el ojo ajeno y obviar la viga en el propio. Solo así se puede explicar este tipo de trampas o las barbaridades que dicen sobre la violencia machista y el declive de la familia. Ciertamente, una obsesión.