El rosa es el nuevo lila #WomensMarch
Jurista. Vicepresidenta de la Comissió de Justícia Penal Internacional del Col.legi de l'Advocacia de Barcelona
Erika Torregrossa Acuña
Copresidenta del Observatorio de Derechos de las Personas ICAB. Copresidenta de la Sección de Derechos Humanos del ICAM
ERIKA TOREGROSSA ACUÑA
Nadie puede negar que La 'Women's March On Washington' (Manifestación de mujeres en Washington), ha sido un éxito mundial. Claro que depende para quién. Desde luego, no para el nuevo presidente de los Estados Unidos. Mal comienzo para el mandato de Donald Trump, cuando el día 1 de su mandato, cientos de miles de mujeres marchan en todo el mundo clamando por sus derechos y por la diversidad en Estados Unidos, en previsión de la que se avecina.
Hasta hoy, el color lila ha sido el color de la reivindicación feminista, en conmemoración a la trabajadoras de la fábrica de la Cotton New York que fueron asesinadas por el empresario para el que trabajaban, cuando decidieron ponerse en huelga por las pésimas condiciones en las que soportaban las jornadas laborales. Lila era el color de la tela que trabajaban cuando fue incendiada la factoría, con ellas dentro.
A partir de ahora, el empresario se llama Donald Trump. Y rosa, puede ser el color de la reivindicación de millones de mujeres, de hombres y de niños y niñas, que batallan en la calle por la defensa de la diversidad, la igualdad y los derechos de las mujeres. Derechos que, no gratuitamente, se prevén constreñidos por nuevos aires en la Casa Blanca, que vienen acompañados de ideas sexistas y discriminatorias.
El rosa no es casual. Es la respuesta a las declaraciones misóginas de Trump cuando aseguró que a las “mujeres hay que cogerlas por el pubis” ('pussy' en inglés). Rosa es el color del gorro, tejido a mano, con orejas de gata ('pussy' en inglés) creado por dos mujeres aficionadas a tejer en los ratos libres que les deja su profesión: arquitecta y guionista. ¡Cuidado presidente, las gatas arañan!
La 'Women’s March' fue convocada en Washington primero, y en decenas de ciudades de todo el mundo, después. Parece que el mundo requiriera un detonante social para unirse en género, sin fronteras, ni muros para reivindicar juntas en defensa de la diversidad, la igualdad y los derechos de las mujeres.
Y es que los 100 días de gracia al Gobierno, para Trump empezaron, al menos, en 1990, cuando, durante una entrevista en la revista 'Vanity Fair', el afamado empresario, espetó: "Las mujeres no deben tener objetos que puedan convertir en dinero, por eso no regalo nada de valor a mi mujer", pero las frases se van perfeccionando en la 'cosificación' de la mujer, así, en su libro 'Trump, 101' (2006), escribió: "La belleza y la elegancia, ya sea en una mujer, un edificio, o una obra de arte, es solo algo superficial o algo agradable de mirar"
LAS PALABRAS QUE NO PRONUNCIÓ
¿Cambiará Trump ahora que es el presidente de la nación más influyente del planeta? No lo parece a la vista de su actuación y de su discurso de toma de posesión. Si bien los 44 presidentes de los Estados Unidos que le precedieron, mencionaron en su discurso las palabras justicia, igualdad, paz, oportunidades, Trump no las pronuncia ni una sola vez. Sintomático.
Aunque sí menciona a la mujer. En dos ocasiones. La primera: "Los hombres y mujeres olvidados de nuestro país ya no serán olvidados". ¿Qué hombres y qué mujeres? Posiblemente no estuviera pensando en los hombres y mujeres homosexuales o inmigrantes.Y la segunda: "Estaremos protegidos por los grandes hombres y mujeres de nuestro Ejército y las fuerzas del orden". Lástima que piense que “el acoso sexual en el ejército es esperable", frase que escribió en su cuenta de Twitter en EL 2013.
No obstante, es el primer día de su mandato. A pesar del mal comienzo, vamos a otorgarle el beneficio de la duda. Al menos 100 días de gracia. Trump ha jurado proteger la Constitución de Estados Unidos y ésta en su preámbulo establece que "a fin de formar una unión más perfecta, se establecerá justicia…"
Recuerde presidente, que para establecer justicia, hace falta defender y proteger los derechos humanos y no olvide, que no son las diferencias las que dividen, sino la incapacidad para reconocerlas. Y sobre todo, no olvide que los derechos de las mujeres son derechos humanos.
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