El Rey no hace política
Felipe VI hará bien, porque no hay nada más que discutir ni consultar con él, a menos que cambie la correlación de fuerzas
Francesc Vallès
Profesor de Derecho Constitucional de la Universitat Autònoma de Barcelona
FRANCESC VALLÈS
Con su decisión de no iniciar "por el momento" nuevas consultas para proponer un nuevo candidato a la Presidencia del Gobierno, el Rey se sitúa en el terreno institucional que le corresponde. El Rey ya cumplió con su deber constitucional cuando propuso a Pedro Sánchez. No sin dificultades, ciertamente, puesto que la negativa de Rajoy a aceptar su ofrecimiento inicial pudo haber situado al monarca en una posición no deseada por la Constitución como es la de tener que hacer otra propuesta atendiendo a sus propios criterios políticos. La predisposición pública de Pedro Sánchez para intentar la investidura permitió salvar esa anomalía institucional y garantizar que la propuesta del Rey fuera circunscrita e interpretada como un acto debido, esto es, como una decisión que no tiene otra función que la de perfeccionar, institucionalmente, un acto político previo, pero que nunca puede ser una decisión personal que obedezca a razones ni motivaciones políticas, subjetivas o discrecionales.
En consecuencia, el Rey hace bien en anunciar que "por el momento" no va a abrir otra ronda de consultas con los representantes designados por los grupos políticos. Ni lo va a hacer ni debe hacerlo. Proponiendo a Pedro Sánchez, ya facilitó que el procedimiento de investidura empezara a andar; pero no es a él a quien corresponde, ahora, encauzar las negociaciones políticas. A pesar de lo que alguien pudiera creer, con esta nueva decisión, el Rey no está bloqueando el proceso. Más bien al contrario: está respetando el procedimiento constitucional previsto y se aparta, conscientemente, de tomar una decisión política que no le corresponde. Y no se va a volver a reunir con nadie a menos que cambien las condiciones actuales y algún candidato le garantice que tiene los votos suficientes para superar el debate de investidura. Solo en ese caso volvería a convocar a los partidos políticos y, con ello,canalizaría la propuesta de candidato que se le hiciera llegar, porque eso seguiría siendo un acto debido.
Por eso, si no hay ninguna novedad, el Rey no va a abrir otra ronda de consultas, porque el propio proceso ya prevé que el próximo 2 de mayo se disuelvan las Cortes y se convoquen nuevas elecciones. Y hará bien, porque no hay nada más que discutir ni consultar con él, a menos que cambie la actual correlación de fuerzas. Su mensaje ha sido muy claro: no va a haber otra investidura fallida.
El Rey ha cumplido con sus atribuciones. Ahora es el turno de la política.
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