La nueva etapa municipal

¿Resistencias al cambio?

La gestión municipal de la cultura en la Barcelona de Colau debe desterrar el elitismo y el inmovilismo

QUICO PI DE LA SERRA

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La perspectiva en la política municipal es de un tiempo de cambio y de voluntad de una revolución democrática en las formas y el contenido. No coincidir con nuestros puntos de vista es algo normal debido a que los ángulos en que nos situamos dentro del campo musical parten de ópticas diferentes. Una cuestión que, lejos de ser un problema, afrontamos como fuente de inspiración y enriquecimiento. La intención es expresar la pluralidad en lugar de buscar la verdad monolítica.

Estamos en disposición de asegurar que la receptividad de nuestras exposiciones por parte de las personas con responsabilidad política será positiva. No estamos tan seguros de que nuestros planteamientos sean recibidos con agrado entre los técnicos, los mismos que por sus capacidades se ganaron la plaza tiempo ha y mostraron su profesionalidad en anteriores tiempos políticos.

Es necesario abrir un debate en el que participen los agentes del sector musical y que lo promueva el ICUB. Así se podrán realizar los cambios profundos y urgentes en la política cultural de Barcelona. Si se lleva a cabo la convocatoria, se encontrará apoyo y colaboración, aun a sabiendas de que el camino será arduo. Confiamos en que, con persistencia, se impondrá la voluntad de cambio a favor de una cultura popular participativa al alcance de la ciudadanía y en beneficio del propio sector.

Quienes suscribimos este texto formamos parte del sector musical desde hace décadas. Participamos siempre que se nos convocó desde instancias municipales. Fuimos parte activa en la tarea de elaborar un libro que resumió análisis y puntos de vista, además de conclusiones y directrices para el futuro. Desafortunadamente, fue una oportunidad perdida y solo sirvió para sembrar el desaliento. Cuando se elaboró el libro blanco de la cultura, al menos en lo referente a música las conclusiones denotaban vaguedad y no reflejaron las aportaciones de aquellos que diariamente bregamos con la realidad musical de base.

En el pasado, la dinámica fue siempre la misma: el concejal de Cultura se reunía primero con los influyentes -es decir, los responsables del Gran Teatre del Liceu, el Palau de la Música, el Auditori, la OBC…- y con ellos pactaba la inversión municipal, casi el 80% del presupuesto del ICUB dedicado a música. Luego el concejal delegaba en un cargo de su confianza, muchas veces un técnico, la compleja tarea de aplacar al resto del sector musical, la inmensa mayoría. La consigna era clara y diáfana: repartir el presupuesto sobrante sin que hubiese posibilidad alguna de modificar nada.

LA SOMBRA DEL PASADO

Desde el respeto a la facultad de la comisionada de Cultura para formar un equipo de gestión en el organigrama del ICUB, creemos que uno de los ejes del periodo actual sería desechar la sombra del pasado. No pretendemos forzar a nadie, pero tampoco es razonable la reiteración de la misma cantinela que se nos repite desde los tiempos de Mascarell, Martí y Ciurana: no se puede hacer nada, el sector está atomizadoes caótico y carece de un interlocutor válido. A esta canción melódica le falta nervio y enjundia y le sobran prejuicios propios de los que no desean menearse del sitio donde ejercen. Esto nos conduce a pensar que hay quien anda despistado en relación a los cambios que han de producirse en nuestra ciudad desde la llegada a la alcaldía de Ada Colau.

La cultura elitista, el inmovilismo, la proyección de ciudad/parque temático, ha ofrecido beneficios a un sector económico concreto. Contrapartida: una ciudadanía alejada de sus instituciones y los barrios más desprotegidos sin participar de la noria pública municipal. Al contrario de quienes prefieren una Barcelona congelada, nosotros estamos convencidos de que se ha de dar un giro, dotarla de nuevos impulsos y democratizar la vida cultural. Para ello hay que contar con la iniciativa y las aportaciones de los que estén dispuestos a apostar. No descuidamos en esta nueva etapa a los que aun viniendo del pasado quieran aportar su visión. La tarea requiere competencia, ilusión y solvencia. Los retos se divisan complejos, aunque contando con la voluntad de los que deseen apuntarse creemos que se puede aparcar la desidia.

Una ciudad en la que sus habitantes participen activamente en una vida municipal viva, con iniciativas, solidaria, justa e innovadora es lo que convirtió a Barcelona en un punto de referencia mundial. Esta sería la senda que nosotros defendemos y por la que apostamos. El mundo de la cultura, el arte y la música debe abandonar actitudes de supremacía y enterrar el gregarismo. Retomemos el carácter transgresor, democrático y libertario que impulse cambios y nos conduzca a vivir con placidez y a ser artífices del destino. Ese es nuestro espíritu, un acto de compromiso y un acta para la memoria. ¡Salud!