La rueda

Repetir el error de la lista única

ANDREU PUJOL MAS

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Que la lista única no fue un acierto es hoy una evidencia. No solo Junts pel Sí no consiguió la mayoría excepcional que auguraban sus más excitados promotores, sino que sirvió para reforzar la CUP y CSQEP con los votos de aquellos electores más refractarios a Convergència. Más allá de la cuestión de la distribución parlamentaria, desde el momento en que CDC inició el debate estéril sobre listas poco después del 9-N, el independentismo ha gastado más fuerzas en dar vueltas sobre sí mismo que en ir hacia adelante y convencer a los indecisos. La primera oleada del CEO del 2016 corrobora esta percepción. Sobre el posicionamiento con respecto al estatus de Catalunya, se dibuja un empate entre partidarios y detractores del estado independiente, mientras aún queda sobre un 10% de indecisos. Este 10% debería ser el objetivo del independentismo en vez de volver a abrir disputas para hacerse con los votos de los que ya convencidos.

Si hoy se celebrasen elecciones al Parlament, siempre según el CEO, Junts pel Sí perdería hasta seis diputados, mientras que la CUP se mantendría y CSQEP subiría considerablemente. Queda claro que una unidad artificial se penalizaría -aún más- por la izquierda. En cuanto a Madrid, antes de las elecciones del 20-D no oímos hablar de este tema porque CDC tenía unas -erróneas- encuestas internas favorables. Ahora que Rufián y Tardà toman ventaja en las previsiones y se acercan a Podemos, parece que es indispensable una "lista extraordinaria" que lleve de nuevo a frenar el potencial independentista. Que Francesc Homs reabra el asunto de la lista única, no tiene ningún sentido si se quiere lo mejor para el independentismo. Ahora bien, si el objetivo es disimular el declive convergente, tiene todo el sentido del mundo. Lo que sería verdaderamente "extraordinario" sería el dejar de pensar en regateos partidistas.