Dos miradas

Regalos y regalos

La moda de re-regalar obsequios recibidos que no nos gustan demuestra que siempre hay algo que hará feliz a alguien

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JOSEP MARIA FONALLERAS

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El diccionario Webster’s New Millenium define el verbo 'to regift' como la acción de regalar a otra persona un objeto no deseado y recibido previamente como regalo. Una de las reglas básicas es no re-regalar el obsequio que te ha hecho una determinada persona a la misma persona o a alguien de su entorno más cercano. También se recomienda no desprenderse de algo hecho a mano por la persona que te lo ha regalado o de un libro dedicado o de un regalo promocional, es decir, un bolígrafo de propaganda. En cambio, se aconseja que los regalos de los que puedes prescindir son, por ejemplo, joyas de bisutería. Todo esto lo dice una de tantas páginas especializadas en recibir ofertas de estos regalos no deseados (ni muy apreciados) que luego se ponen a la venta para que un tercero pueda disfrutar de ellos.

La moda demuestra al menos dos obviedades. Siempre hay un regalo que hará feliz a alguien. La segunda es que, de hecho, no hablamos de dar los regalos que no nos satisfacen sino de revenderlos, lo que, se mire como se mire, es feo. Lo mejor que se puede hacer es disimular. Recuerdo a una pareja que tenía en la entrada de su piso un tapiz pavoroso que representaba un paisaje. Solo tenía un cierto sentido si se giraba del revés. Así, las cuerdas anudadas y los colores sin forma se convertían al menos en una abstracción decorativa. Cuando se presentaba en casa la mujer que les había regalado aquel horror, lo retornaban a la posición convencional. Y todos contentos.

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