El epílogo

Reformismo coyuntural

ENRIC Hernàndez

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La fecha de mañana sigue marcada en rojo en los calendarios de todos los gobernantes y economistas del mundo, como si de una especie de 11-S financiero se tratara. Porque fue hace ya dos años, un infausto 15 de septiembre, cuando Lehman Brothers, cuarta entidad bancaria de Estados Unidos, se declaró formalmente en quiebra, aireando el hedor de la podredumbre que anidaba en el sistema financiero y arrastrando a toda la economía mundial al borde del colapso.

Acuciado por una crisis económica de raíz en parte endógena que se resistía a afrontar, el presidente español se aprestó entonces, cliché ideológico en ristre, a culpar del crash a la jibarización neocon de los estados, amén de demandar con insólita grandilocuencia una «refundación del capitalismo». ¿Qué ha quedado de aquellas palabras?

Ayer, en Oslo, aún calientes las previsiones que devuelven a España al purgatorio de la recesión, Zapatero anunció que las reformas seguirán. Quiso así plantar cara a un tiempo a los sindicatos, que le han echado un pulso en forma de huelga general, y al gobernador del Banco de España, quien le reclama que, ya que al fin ha cogido carrerilla, no sucumba ahora a la «fatiga reformista». Pero el pugnaz Fernández Ordóñez erraba esta vez el diagnóstico: no es fatiga, sino abulia, el mal del que adolece Zapatero.

Recortes y marcha atrás

Fue el acoso de los mercados a la debilitada deuda soberana lo que forzó al Gobierno a ejecutar medidas de las que renegaba: desde el tijeretazo del gasto social hasta el nuevo marco laboral o, en breve, las pensiones. Tan a rastras lo hizo que luego ha desandado parte del camino -rescate de inversiones canceladas, más margen para la deuda municipal, una reforma laboral desdibujada- con el argumento de que, al haber remitido la fiebre bursátil de la deuda española, también procedía dosificar los antitérmicos recetados.

Errática política económica aquella que ataca los síntomas y no los males, transformando las inaplazables reformas estructurales de la economía en retoques coyunturales, al albur de las circunstancias.