Como siempre...

Solo desde una fe ciega se puede sostener aún que un referéndum organizado en la clandestinidad ofrece garantías democráticas a todos los catalanes por igual

Marín saluda a Puigdemont, ante Colau, ayer.

Marín saluda a Puigdemont, ante Colau, ayer.

ENRIC HERNÀNDEZ

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Desde la publicación de la ley de transitoriedad, el viernes, en el Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya (DOGC) no ha aparecido ni una sola mención al referéndum unilateral anunciado para el 1 de octubre. Sostiene el Govern que los catalanes votarán "como siempre", pero para desmentirlo basta con remontarse al referéndum del 2006 sobre la reforma del Estatut. Una convocatoria acordada, legal y vinculante que motivó la publicación en el DOGC de un centenar largo de comunicaciones oficiales, entre decretos, acuerdos y edictos de las juntas electorales. Todos ellos componían el armazón jurídico que confería garantías democráticas a la consulta. 

Si quienes decidan acudir a las urnas no votarán "como siempre", ¿lo harán al menos "donde siempre"? La respuesta no es nítida, ni lo será hasta la jornada de autos. El Govern anunciará el día 20 los puntos de votación, si no en el DOGC sí al menos en esa web radicada en el extranjero por la que dice velar el 'hacker' Julian Assange Julian Assange. Allí se verá si el mapa de colegios electorales coincide o no con el de los últimos comicios, a la espera de que, en un último arreón judicial, se acabe modificando.

EL NO-ACUERDO DE COLAU

Sí queda claro que muchos barceloneses no votarán "donde siempre", pues el equipo de gobierno de Barcelona, mandatado por el secretario municipal, se ha negado a exponer a sus funcionarios y a ceder locales para el 1-O. Aun así, el 'president' Carles Puigdemont ha celebrado el "acuerdo" alcanzado con la alcaldesa Ada ColauAda Colau, no explicitado pero consistente en que el Ayuntamiento no haga nada y el Govern busque locales alternativos, como ya hizo el 9-N. Cosas de la equidistancia.

Proclama Puigdemont que el 1-O habrá urnas y papeletas, pero al tiempo la interventora de la Generalitat garantiza a Hacienda que no se ha gastado ni un euro público en los preparativos del referéndum. Solo desde una fe ciega se puede sostener que un referéndum organizado en la clandestinidad, a causa de la presión del Estado, ofrece garantías democráticas y vincula a todos los catalanes por igual. Servirá, eso sí, como acto de propaganda independentista. Como siempre.