LA CUESTIÓN LINGÜÍSTICA

Reducto folclórico

Con el ataque del Gobierno a la inmersión se trata, como decía Joan Fuster, de acorralar a nuestra lengua «al reducto folclórico»

Inés Arrimadas conversa con Albert Rivera durante la ejecutiva nacional del partido.

Inés Arrimadas conversa con Albert Rivera durante la ejecutiva nacional del partido. / periodico

Andreu Pujol Mas

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En una entrevista que le hicieron a Inés Arrimadas durante la campaña electoral se le preguntó por qué defendían en Catalunya un modelo educativo supuestamente trilingüe mientras lo rechazaban en el País Valencià. Podría parecer una incoherencia pero la verdad es que el españolismo recalcitrante es plenamente consecuente: allí donde sea siempre defienden el sistema que suponga un retroceso para la lengua catalana.

Así, en el País Valencià, donde la mayoría de estudiantes no tiene acceso a la educación en lengua autóctona, se oponen al hecho que todo el mundo pueda tener unas horas de enseñanza en el idioma de Ausiàs March aunque sea de forma insuficiente, mientras que en Catalunya, donde la educación se hace a través de la inmersión al catalán –a pesar de que el modelo a menudo no se aplica con el rigor con el que se debería–, pretenden ejecutar aquello que declinan en las Corts Valencianes.

En esta competición por ver quién se lleva la medalla de la intolerancia uniformizadora y siguiendo con la tónica de querer ganar por la fuerza aquello que son incapaces de ganar por las urnas, parece ser que ahora el Gobierno español quiere utilizar la usurpación de la Generalitat para atacar la inmersión lingüística en las escuelas catalanas. Si los derechos de los alumnos tuvieran algo que ver en esta maniobra autoritaria, se fijarían en el hecho de que los estudiantes catalanes tienen un nivel de castellano incluso superior al de muchas zonas monolingües de España.

Ahora bien, de lo que se trata es, como decía Joan Fuster, de acorralarnos la lengua «al reducto folclórico», de hacerla prescindible hasta que se muera con el último abuelo que la hable en una plaza de un pueblo recóndito. Es por eso que les molesta el catalán en la escuela, de la misma forma que Albert Rivera declara con la osadía del ignorante que no es necesario que un médico que ejerza en Catalunya deba saber catalán y por eso TV-3 se ha convertido en el objetivo del régimen imperante y de sus esbirros.