La red vacía

A veces parece que el presidente de la Conferencia Episcopal Española,Antonio María Rouco Varela, lanza proclamas con ánimo de provocación. Su última alerta va dirigida a los jóvenes, a los que advierte del estilo de vida virtual y vacío que ofrecen las redes sociales. El calificativo de virtual es indiscutible. Sobre la vacuidad de la red habría más que hablar, aunque el planteamiento no deja de ser interesante. El cardenal previene sobre los vínculos virtuales que, paradójicamente, alejan a los jóvenes de los encuentros y relaciones verdaderamente personales. Es cierto que bajo la denominación de amigos, los jóvenes atesoran a centenares de íntimos y de desconocidos a los que se exponen en idénticas condiciones. Sus pensamientos, emociones e imágenes circulan de un modo abierto ante innumerables miradas y la confianza se regala con extrema facilidad. Sin embargo, la afirmación deRoucolleva al razonamiento de que las relaciones virtuales ni son verdaderas ni son personales. Pero, ¿dónde están los límites de la verdad y lo personal en una relación? ¿En la realidad de los cinco sentidos o en las emociones que provoca?

Son cuestiones en el aire. Simples reflexiones sin respuesta. En cualquier caso,Roucodebería ser el primero en entender el valor de lo intangible. La fe ni se toca ni se ve. Aunque millones de personas estarían dispuestas a negar que es un concepto vacío.