Al contado

Recuperación con explotación

Entidades como la OCDE parecen más preocupadas por la salud de la economía que por la de los ciudadanos

Protesta de los repartidores de Deliveroo_MEDIA_1

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Agustí Sala

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Que la economía, en grandes cifras, ha superado la crisis es un hecho indudable. El crecimiento, aunque puede situarse en breve por debajo del 3%, sigue a un ritmo destacable. Incluso con una cierta perspectiva de desaceleración este año y el que viene, los pronósticos son bastante halagüeños. Es cierto que se recupera el empleo, pero a costa de unos ingresos por empleado muy estancados y un precaridad que está más que enquistada. Y no lo digo yo sino, por ejemplo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)OCDE, que agrupa a los 34 países más industrializados del mundo, entre ellos España.

Este organismo avisa del panorama laboral, con salarios estancados y cada vez una mayor proporción de trabajadores pobres, es decir, de personas con dificultades series para cubrir sus necesidades básicas a pesar de contar con un puesto de trabajo. Pero a la vez reclama al Gobierno de Pedro Sánchez que persista en las recetas aplicadas por su predecesor, Mariano Rajoy. O sea, que mantenga o incluso endurezca remedios como la reforma laboral que nos han llevado no solo donde estamos sino cómo estamos.

Curioso que reclamen insistir en una terapia que ha camuflado el mal, pero ni lo ha suprimido ni nos ha curado. Lo cierto es que la enfermedad, con otro aspecto, persiste. Unos dirán que mejor un trabajo, por mal pagado y precario que sea, que ninguno. Seguro que el caso de quien lo piensa es muy distinto del que los que se ven forzados a entrrar en lo que podríamos bautizar como la economía de Deliverooeconomía de Deliveroo, por ponerle un nombre.

Institucionalizar la explotación

Ya hablamos de ello hace unas semanas. Y no porque el modelo de esta compañía exitosa sea intrínsecamente malo o haya que desterrarlo completamente; sino porque se ha recurrido a los métodos más perversos para implantarlo. Con todo ello corremos el riesgo de institucionalizar la explotación laboral, si es que no lo está ya en cierto modoexplotación laboral.

Y cada vez que alguien levanta el dedo para reclamar e instaurar un modelo distinto, alzan la voz los guardianes de las esencia. Sí, sí, esos que te dicen que apliques una receta que calma momentáneamente el dolor pero no lo elimina. Con medidas como la devaluación salarial, se ha empobrecido a muchos y se ha ensanchado la desigualdad. Si recuperarse es volver a la normalidad tras atravear una situación difícil, como afirma el diccionario, no parece claro que lo hayamos logrado del todo. El acuerdo entre sindicatos y patronal y el posible posterior pacto con el Gobierno persigue remontar esa situación.   

No puedo dejar de sorprenderme con las manifestaciones de la OCDE o el FMI: Te aplauden si insistes en sus terapias, aunque no curen o provoquen efectos secundarios perversos; y te riñen por no querer tomar más de la misma medicina. Parece como si les preocupara mucho más el estado de salud de la economía que el de los ciudadanos que la construyen.