EL SIMBOLISMO DE TORRA
Lo reconozco, me he perdido
Ha llegado el momento de que lo reconozca: me he perdido. Soy incapaz de encontrar un solo mensaje clarificador entre tanto concepto ambiguo, tanta proyección de intenciones, entre tanto simbolismo. Llevo demasiado tiempo buscando, sin éxito, una mínima claridad conceptual. Es así de frustrante. Las dos iniciativas presentadas esta semana por el 'president' Torra y el 'expresident' Puigdemont han agravado mi manifiesta incapacidad. Hasta dónde he entendido- que no es mucho- se nos han presentado en sociedad dos consejos, que mutarán a su vez en otros consejos, foros o movimientos. Así, en Waterloo, con mucha menos concurrencia de la esperada, nos han anunciado que otro día, no ese mismo, nos van a presentar en otro sitio, no en ese, el consejo fundador del Consell de la República. En realidad la cita, -la suya en este caso- no era para eso. Puigdemont sigue empeñado en ser el paraguas del independentismo y, esta vez, le faltó poco para calarse hasta los huesos. De ahí el plan b: simbolismo en vena (más todavía). Da igual que no pueda tomar decisiones efectivas, ni encabezar un Govern paralelo con atribuciones reales, lo único importante es que parezca que sí que puede. Lo del Consell, ya nos lo explicarán otro día.
Hay que reconocer que lo de vender humo ha funcionado bien durante todo este tiempo, pero percibo un cierto hastío entre la clientela, en este nuevo curso político quieren ver y tocar lo que compran, demasiados sacos llenos…llenos de nada.
Los consejos asesores deben ser lo más 'cool' del momento, porque a falta de uno, nos han tocado dos esta semana y a cuál más ininteligible. Si el primero ya es complicado de entender, el segundo se me antoja como el Teorema de Fermat, reservado a mentes privilegiadas. Me refiero a ese nuevo consejo asesor para impulsar un debate sobre el modelo de país, a través de un foro cívico y social para el debate constituyente. Decía Salvador Dalí que “Lo importante es sembrar la confusión, no eliminarla”, pues eso, justo eso.
Este galimatías político que pretende abarcarlo todo no significa en realidad nada. Resulta más fácil entender lo que no es y lo que no hará que acertar con sus atribuciones. Por descarte: no es el ansiado Foro Cívico que acordaron ERC y JxCat al principio de la legislatura, ni tiene fecha asignada en el calendario para serlo. No es el órgano que elaborará una nueva constitución para Catalunya, no es un movimiento rupturista ni tiene voluntad de desobedecer a institución alguna. Es o será, cuando tengan a bien reunirse, un grupo de colegas, que está de acuerdo en todo, debatiendo sobre lo de acuerdo que están en todo y estableciendo unas conclusiones que no serán el desencadenante de nada, más allá de la satisfacción coral de constatar lo de acuerdo que están en todo.
Hace tiempo que me he perdido, pero si dejaran de marearnos, si se propusieran explicarnos con claridad las cosas, todo sería más fácil. Este próximo sábado, en la convención fundacional de La Crida, tienen una nueva oportunidad. Igual es mi día de suerte.
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