Análisis

Recogiendo frutos

La industria automovilística española tiene un objetivo claro: recuperar una producción anual de tres millones de unidades

JOSÉ ANTONIO BUENO

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Si hay un sector acostumbrado a vivir permanentemente en crisis ese es el del automóvil. Es un sector maduro, con sobrecapacidad estructural que acarrea que siempre hay al menos un fabricante con imperiosa necesidad de realizar ajustes, cuando no son varios los que tienen deberes pendientes simultáneamente. Las principales causas de sus crisis son básicas y de dos tipos: caída de ingresos debida a menores ventas de las planificadas -bien porque sus mercados de referencia caen, bien porque sus productos no tienen el éxito perseguido- o base de costes demasiado elevada. Además es una industria muy basada en el producto y sus ciclos de renovación son largos por lo que cada lanzamiento de un nuevo coche conlleva incertidumbre. Que una planta, dos o tres se hallen inmersas en un proceso de ajuste es algo razonablemente normal.

Coinciden en España ahora varias plantas que hacen uso de sus mecanismos de flexibilidad para poder absorber baches de producción. Uno de los grandes cambios acaecidos durante la ya pasada crisis es que empresas y sindicatos han acordado modelos laborales que permiten minimizar el impacto de estas caídas de producción. Gracias a este entendimiento ahora hablamos de bache y no de crisis porque los calendarios flexibles y las bolsas de horas amortiguan las caídas de producción antes de ir a los despidos.

Pero no hay que bajar nunca la guardia en una industria tan competitiva como la del automóvil. Además de los paréntesis más o menos largos y profundos, se cierne una seria amenaza sobre la planta de PSA en Madrid (Villaverde). Es una planta en zona urbana, rodeada por edificios, antigua y con baja producción, que ya ha salvado varios match points y quién sabe si ahora se enfrenta a otro. El escenario es muy típico en estos casos: fabricante inmerso en programa de ajuste de costes que tiene otra planta muy productiva cerca (Vigo) y, además, se plantea abrir otra en un país emergente próximo (Marruecos). Este caso es mucho más preocupante que los ajusteS de carga de trabajo en Martorell, Zaragoza o Vigo, esos sí temporales.

Productividad y flexibilidad

España recuperó en el 2014 tres posiciones en el ránking mundial de fabricantes, volviendo al top 10 (novena posición). La industria española tiene un objetivo claro: recuperar una producción anual de tres millones de unidades (2,4 millones en el 2014). No será sencillo, pero tampoco es imposible. En cualquier caso será un camino que solo se podrá alcanzar siguiendo la excelente senda en la que avanza nuestra industria, mayor productividad y flexibilidad. Puede que no lleguen a esa meta todas las plantas actuales, pero sí lo harán los grandes centros productivos, esos que fabrican más de 300.000 unidades por año, de los que contamos con un excelente surtido. España ya es una anomalía estadística (positiva) porque solo se fabrican coches en los grandes mercados o en los países emergentes y no somos ni una cosa ni la otra. Seguro que seguiremos siendo diferentes por muchos años gracias al buen trabajo de empresas, sindicatos y, también, Administración.