El 'reality show' hecho política

La 'revolución permanente' del independentismo catalán, como advierte Sartori, puede convertirse en "la justificación de la dictadura permanente"

Los presidentes de la ANC, Òmnium y la AMI, este sábado en Barcelona.

Los presidentes de la ANC, Òmnium y la AMI, este sábado en Barcelona. / periodico

ENRIC HERNÀNDEZ

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La consagración del ‘reality show’ como género estrella de la televisión‘reality show’ dice bastante de la industria televisiva y aún más, pero nada bueno, de la audiencia. Preclaras las palabras de Ferran Monegal, el crítico televisivo más experimentado del panorama comunicativo español: "El problema del 'reality' es que se tiene que inventar la realidad."

Si los operadores de televisión luchan encarnizadamente por el ‘share’, el porcentaje de audiencia que les garantiza los ingresos publicitarios y el dividendo para sus accionistas, los partidos hacen lo propio en la arena política. Donde unos cuentan telespectadores otros suman votantes. Unos conquistan cuota de pantalla; otros, cuotas de poder.

La falsa realidad es la materia prima más codiciada en el mercado de abastos de la posmodernidad política. Mediante embustes lograron los partidarios del ‘brexit’ que el Reino Unido se independizase de la UE, y con patrañas consiguió Donald Trump que los votantes de EEUU se emancipasen de la verdad y del sentido común. Los resultados, a la vista están.

PORQUE YO LO VALGO

En Catalunya, el empobrecimiento de las clases medias y populares ha abonado el terreno para la construcción de una balsámica quimera. A saber: un Estado catalán hubiera capeado la crisis mejor que cualquier otro país sureño. El derecho de los catalanes a la autodeterminación es inalienable, digan lo que digan los ordenamientos español y europeo. Europa jamás daría la espalda a una Catalunya independienteindependiente. El referéndum, aunque unilateral, será vinculante… porque yo lo valgo. ¿Quién me pone la pierna encima? El ‘reality show’ hecho política.

La narrativa de la 'insurrección democrática' frente a un supuesto Estado opresor, fabricada a partir de un puñado de datos más o menos ciertos y otros tantos tergiversados por el monoteísmo mediático de la Catalunya soberanista, pone en severo peligro la pervivencia de unas reglas de juego fiables para todos, ahora y en adelante. Como escribió Giovanni Sartori en 'La carrera hacia ningún lugar', el anzuelo de la 'revolución permanente' siempre puede convertirse en "la justificación de la dictadura permanente".