INTANGIBLES

Realidades preocupantes

La inserción laboral de algunos colectivos no se logra de la noche a la mañana

CARLOS OBESO

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Aunque los últimos datos de la EPA confirman la tendencia de los últimos dos años de creación neta de empleo, no podemos olvidar que estas cifras ocultan, en el mismo periodo realidades  preocupantes como el descenso de 318.600 trabajadores activos nacionales (los que se retiran del mercado laboral) de los que  alrededor de 150.000 serían trabajadores “desencantados”, los que no buscan trabajo porque piensan que no lo encontrarán (el resto emigra), a los que habría que añadir los parados de muy larga duración, unos 1,6 millones.

Un rasgo común a ambos colectivos es su muy difícil incorporación a un mercado laboral cada vez más competitivo, bien por carecer de los conocimientos básicos (informática elemental p.ej.), por obsolescencia de los que se tienen, por déficit de competencias sociales (saberse relacionar, trabajar con regularidad etc.) o por tener bajos niveles de autoestima.  Activar a este colectivo, que es muy heterogéneo, entendiendo por activación el que puedan volver a competir en el mercado laboral elevando la probabilidad de que puedan encontrar un trabajo, aunque sea temporal, es sin duda un gran reto que cuestiona nuestras políticas activas de empleo que sabemos que hay que revisar, por inoperantes.

La Recomendación del Consejo Europeo de Mayo 2016 (Pág. 5 y 6) ofrece indicaciones muy precisas de cómo hacerlo, y más en detalle el reciente informe de Marcel Jansen para Fedea. En lo esencial, de lo que se trata es de abandonar políticas ineficaces, como la intermediación laboral estándar cada vez mejor cubierta por el sector privado, o de limitar las subvenciones al empleo o los planes de empleo porque sus efectos sobre la “activación” son muy limitados y, en cambio, centrarse en la activación de los colectivos difíciles, ofreciendo soluciones individualizadas, trazando itinerarios “a medida” según la problemática de cada individuo, con financiación personal (que siempre será elevada), con un orientador responsable referente que gestione el itinerario, lo que supone aumentar su número para gestionar adecuadamente a sus “orientados”, actualizando sus conocimientos y dotándoles de  herramientas avanzadas de gestión, como el perfilado (no todos los desempleados tienen los mismos problemas).

También, y muy importante, fijando unos indicadores de éxito, donde lo importante no es que la persona activada encuentre trabajo “mañana” sino que su activación le permita seguir en el mercado en el largo plazo. Sin esa perspectiva temporal todos los programas de activación parecerán caros porque la inserción laboral de los colectivos de los que hemos venido hablando no se logra de la noche a la mañana. Hay que darles tiempo, e invertir recursos bien utilizados.

Es lo que nos pide el Consejo Europeo. Y el sentido común.