La clave

"Hola Donald, soy Mariano"

El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy. En la imagen de la derecha, el mandatario estadounidense, Donald Trump.

El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy. En la imagen de la derecha, el mandatario estadounidense, Donald Trump. / periodico

JUANCHO DUMALL

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El chiste fácil era que la llamada se iba a producir a las 21.45 y duraría un cuarto de hora, casualmente (o no) el tiempo de descanso en el apasionante partido de semifinal de Copa del Rey entre el Barça y el Atlético de Madrid. Es conocido que el presidente Mariano Rajoy es un gran aficionado a los deportes, pero no es seguro que programe su agenda de contactos internacionales en función de los horarios de los encuentros. Incluso cabe pensar que en esta ocasión la hora la fijó su interlocutor, Donald Trump, el hombre más poderoso del planeta (o no). 

Más allá del chascarrillo, lo que ha trascendido vía Moncloa de la conversación telefónica, segunda desde que Trump llegó a la Casa Blanca, es que el presidente español se puso a disposición de su colega estadounidense para ser su interlocutor en Europa y mediar en los asuntos de América Latina, Norte de África y Medio Oriente. El presidente español aparecía así, de repente, como un gran líder internacional, condición que hasta ahora no ha acreditado.

La tradición señala que los presidentes españoles (en especial, SuárezGonzález Aznar) marcan perfil fuera de nuestras fronteras después de la primera legislatura de mandato, como si los asuntos internos se les quedaran pequeños tras una experiencia de cuatro años en el túrmix nacional. Pero no parece ese el caso de Rajoy, cuyo estilo es doméstico por naturaleza.

Lo probable es que el presidente español, atento a mantener las buenas relaciones con el Tío Sam, desplegara su faceta más servicial y acrítica ante Trump. Por supuesto, ni un solo comentario que incomodara al 'boss'. Ni el muro de México, ni el 'brtexit', ni la agresiva política contra la inmigración de raíz musulmana. 

EL VECINO MOROSO

Y lo peor es cuando conocimos la versión de la Casa Blanca. Trump habría transmitido al presidente Rajoy que España debía aportar más a la OTAN. La supuesta conversación para repasar los puntos calientes mundiales habría quedado en un recordatorio al vecino moroso de la escalera. Rajoy tiene, hoy por hoy, pocas posibilidades de poner los pies encima de la mesa en un rancho del mandatario yanqui.