El epílogo

Rajoy fuera de registro

ALBERT SÁEZ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

AndaMariano Rajoydespistado desde hace una semana. El guión quePedro Arriolale escribió en mayo ha pasado a mejor vida y ha resultado que no tenían plan B.Zapateroaprobó los presupuestos, con lo cual no adelantará las elecciones. De manera que el PP corre el riesgo de quedar emparedado entre una crisis que fue negada como tal en el 2008 y un clima de inicio de nuevo ciclo económico en el 2012. Para más inri, los presupuestos se han pactado a cambio de más traspasos al País Vasco. Pero el guión previsto de clamar contra un supuesto acuerdo secreto con ETA ha saltado por los aires desde el momento que los propios barones populares han reclamado para sí las políticas activas de empleo queUrkulluconsiguió paraPatxi López.

El 'efecto Rubalcaba'

Pero el aspecto más hiriente del nuevo escenario es, sin duda, el papel deRubalcaba en el nuevo Ejecutivo socialista. Contra él, los populares no pueden otra cosa que lucir los genes de ultraderecha que llevan dentro. Ni más ni menos, lo que le pasó al alcalde de Valladolid que encima saca pecho diciendo que tuvo el aplauso «privado» deRajoy. Los elogios que dedicaron los populares al actual vicepresidente primero cuando llevó aZapatero al pacto antiterrorista, cuando se desvinculó del tripartito catalán, cuando jugó al pañuelo con los partidos catalanes durante el debate del Estatut, cuando se distanció del entusiasmo por la tregua de ETA son hoy un bumerán que sacude inexorablemente día tras día las expectativas de los populares en las encuestas.

El perímetro del nuevo Ejecutivo linda a la izquierda conRosa Aguilary penetra poderoso en las aguas del centro político de la mano deRu-

balcaba y deSalgado. De manera que aRajoy el camino a la Moncloa se le alarga y se le estrecha. Corre el peligro de quedar escorado a la derecha entre la pared deEsperanza Aguirre y la espada de Intereconomía. Ante tal aprieto solo le queda hacer codos. El único plan B posible es ponerse a trabajar. Pero dicen quienes le conocen que esta posibilidad es la que más horroriza al sucesor de Aznar poco dado a los sobreesfuerzos.