ANÄLISIS
Otoño en Europa
Los populismos de extrema derecha ultranacionalista avanzan y son la verdadera amenaza al futuro común
Rafael Vilasanjuan
Periodista
Rafael Vilasanjuan
En las reuniones de los líderes europeos la cena informal de la víspera suele dar para mucho. La de este jueves empezó con un discurso emotivo de Theresa May explicando que nadie va a echar a los europeos que viven en el Reino Unido, que son queridos y que espera que se queden a vivir con sus familias a pesar del 'brexit'. Las cenas acaban siendo el bálsamo para relajar la tensión antes de entrar en materia. Pero no solo dan para hablar de los temas de agenda, también para aquellos otros que aunque no figuren oficialmente, como la tensión independentista en Catalunya, corren tan libremente por los pasillos de la cumbre como los asesores de los líderes.
Estas reuniones son así: un día y medio de encuentros oficiales donde casi todo está preparado y espacios informales donde se acaban macerando acuerdos e intercambios. La salida del Reino Unido es sin duda el tema estrella de esta reunión. Bruselas sabe que Londres tiene que irse y aunque en el Reino Unido hay acuerdo para salir, no hay una visión de cómo hacerlo. Acosada en su propio partido para que abandone las negociaciones y las deje en manos del sector mas duro, el que no quiere acuerdos, May ha venido a arrancar un comunicado final que hable de una salida, pero en términos suaves. Lenguaje amable durante la cena para aplacar inquietudes y hacer frente a una situación que todavía no sabemos cómo puede acabar y que puede arrastrarse hasta la próxima cita.
No hay cumbre sin crisis y aunque esta sea la mayor, el relato de lo que ocurre en España no es un asunto menor. Lo mas curioso es que tanto en una como en otra, Europa hace frente a estos trances con una visión cohesionada y única. Para Gran Bretaña abrir la puerta a una negociación blanda, para España apoyo al marco legal. Aunque no sorprenda, ni May cuando regrese a Londres ni Mariano Rajoy cuando lo haga a Madrid van a encontrar escenarios tan cohesionados.
El eje franco-alemán
Tal vez sea el primer síntoma del inicio de una nueva etapa en la UE. Cohesión en torno al eje franco-alemán con síntomas de una economía en recuperación que apunta un horizonte mejor. Incluso Turquía, históricamente lugar de discrepancia entre los líderes europeos, asoma a esta cumbre con una posición común muy crítica con la regresión del gobierno de Erdogan, al que por otra parte se le seguirán pagado sus servicios para mantener la puerta cerrada. Pero ni siquiera eso divide. La inmigración, la hemorragia que acabó cuestionando la propia idea de Europa, se ha conseguido frenar. Poco importa cómo, la cuestión es que no plantea discrepancias.
Como un otoño de hojas caídas, dejando atrás estas crisis nos han quedado sus peores secuelas. Ni el 'brexit' ni la crisis entre Catalunya y España son ajenos al ascenso de los nacionalismos, pero en Europa avanzan populismos de extrema derecha ultranacionalista. Ya no son la excepción de los países del Este. En Francia, Alemania y recientemente en Austria empiezan a tocar poder. Ausentes en esta cumbre de otoño, son la verdadera amenaza al futuro común.
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