El epílogo

La radio, el fútbol, la vida...

ALBERT Sáez

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Este verano, la principal polémica en cuanto a fichajes no enfrenta a Bar-ça y Madrid sino a dos de las principales cadenas españolas de radio que andan a la greña por los responsables del Carrusel deportivo de los fines de semana. Nunca es fácil opinar sobre los asuntos de casa ajena, pero la virulencia de los ataques y de las respuestas indica, sin duda, que tanto la SER como la COPE están convencidas de que se juegan el futuro en esta partida. La cadena de los obispos se está intentando llevar a golpe de talonario a toda la redacción deportiva de la radio de losPolancoy de losGodó. No debe estar tan mal el negocio de los medios de comunicación cuando aún se pueden ver guerras así.

Metáfora del fútbol

Lo más curioso es que las programaciones deportivas parecen haberse mimetizado con los tejemanejes de los equipos de fútbol. La COPE parece actuar como el mismísimoFlorentino Pérez en el Real Madrid y ha sacado la chequera para comprar el talento de la competencia. Mientras, la SER responde al más puro estilo deGuardiolay parece querer demostrar que tiene cantera suficiente para aguantar cualquier baja y mantener el liderazgo de la radio deportiva que ostenta desde los lejanos días delButanito,cuandoJosé María Garcíasiguió el mismo camino quePaco Gonzálezy fue de la SER a la COPE, aunque previamente levantó Antena 3 Radio. Como decíaVerdi de la música, lo viejo es nuevo.

Mourinhocontra Guardiola,RonaldocontraMessi,CasillascontraValdésy la COPE contra la SER. Vaya duelos que nos depara la temporada 2010-2011. En el fondo, luchas arquetípicas que van mucho más allá del deporte: el talonario contra la cantera, el señorío contra la chulería, la prepotencia contra el compromiso, la elegancia contra los tratamientos hormonales. El bien contra el mal o el mal contra el bien, depende desde dónde miremos el partido. En todo caso, luchas nobles entre contrarios y no estúpidas batallas contra uno mismo como la de la norteamericana que murió en un absurdo concurso de ingestión de agua. Tan absurdo como el concurso de permanencia en la sauna.