La rueda

Rabell y las clases populares

No es nada razonable presentarse como el defensor de los más desfavorecidos y luego instarles a ir a Madrid a pedir limosna de rodillas

ANDREU PUJOL MAS

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Hace unos días, en un programa de radio en el que participo periódicamente, un diputado de Catalunya Sí que es Pot anunciaba una serie de «medidas concretas» -así lo dijo- para incrementar las finanzas de la Generalitat y, por tanto, poder dar respuesta a las necesidades sociales de este país. A continuación le pregunté si entre esas medidas había alguna para atajar el déficit fiscal que sufre Catalunya y que hace que tengamos que depender de un dinero prestado con intereses y administrado con cuentagotas por parte del Estado. El diputado me respondió de forma evasiva, hablándome de un posible frente común de las autonomías perjudicadas por el modelo de financiación autonómico español, pero en ningún caso me dio una respuesta que aportara una solución que dependiera exclusivamente de los catalanes.

Un par de días después se presentaban las famosas propuestas de CSQEP en el Parlament, entre las que había «pedir al Estado una prórroga del impuesto de patrimonio» e «iniciar las negociaciones para revisar los objetivos de déficit público pactados con la UE, flexibilizar los objetivos de las comunidades autónomas y renegociar los intereses y la deuda existente con el Fondo de Liquidez Autonómica». Las medidas concretas no eran otra cosa que papel mojado: dependían necesariamente de la voluntad del Gobierno español. El día de Sant Jordi, Lluís Rabell afirmaba que «en el debate de los presupuestos se verán la orientación y los compromisos del Govern en la defensa de los intereses de las clases populares». Yo más bien le daría la vuelta como un calcetín y reflexionaría sobre la orientación y los compromisos de CSQEP con las clases populares catalanas en función de su posicionamiento en materia de soberanía. Lo que no me parece nada razonable es presentarse como el defensor de los más desfavorecidos para, acto seguido, instarles a ir a Madrid a pedir limosna de rodillas.