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Quo Vadis

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Óscar López

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Hay miedo en el periodismo cultural. Parafraseando lo que le dijo San Pedro a Jesús cuando lo vio cargando una cruz en la Vía Apia mientras él intentaba huir de la locura de Nerón, los periodistas culturales no sabemos muy bien hacia dónde vamos en estos momentos. Como el apóstol, parece que lo nuestro es una huida hacia adelante, aterrorizados ante el panorama digital que todo lo engulle y que ha cambiado las reglas del juego.

Los periodistas culturales no sabemos muy bien hacia dónde vamos en estos momentos, aterrorizados ante el panorama digital que todo lo engulle

Si existirá un generalizado desconcierto, que continuamente se celebran encuentros de toda condición en los que el periodista cultural es uno de los principales protagonistas. Lo hemos visto recientemente en el Congreso de CEGAL en Sevilla, en el IV Congreso de Periodismo Cultural de Santander, o en el Seminario de Crítica y Contracrítica celebrado en Zaragoza. Pretender resumir lo que en estos y otros eventos se comentó sería un sacrilegio porque el listado de reflexiones es interminable. Pero, a saber: el oficio de periodista cultural está en tierra de nadie ya que el formato analógico está desfasado y aún no le ha cogido el tranquillo al digital; eso sí, los sueldos digitales, muy por debajo de los analógicos, obligan a un sobreesfuerzo profesional que menoscaba la calidad del trabajo; hay que ajustar el lenguaje a un nuevo público lector/espectador que cada vez se siente más alejado del emisor; es fundamental reivindicar el oficio de periodista cultural que como prescriptor sirve de filtro ante la sobreinformación que nos ahoga; en las redes se puede encontrar crítica cultural de nivel pero también mucha información amateur que se ofrece como si no lo fuera; cuidado con la publicidad que se vende como crítica  y con el trabajo periodístico que está demasiado pendiente del mercado y de las listas de los más vendidos. Y así hasta el infinito.

Por lo tanto, harán falta más encuentros con los que intentar salir de este atolladero para que: a) la presencia de la información cultural en los medios de comunicación deje de estar en peligro de extinción y b) logremos que las futuras generaciones asuman que la cultura es un bien de primera necesidad. Como el comer. Y si lo que he dicho no es cierto, por San Pedro, que baje Dios y lo vea.