La rueda

Quien tiene duros no fuma puros

JOAN Ollé

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Europa acaba de decidir que su principal problema no es la crisis económica ni el terrorismo ni la inmigración descontrolada, sino el tabaco y, por nuestro bien, nos lo prohíbe. Hay quien asegura que existen tres Europas perfectamente delimitadas: la del vino, la de la cerveza y la del vodka, pero eso del alcohol no importa, porque solo hace daño a quien lo ingiere y no a los que están a su lado: es de sobras sabido que la mayoría de crímenes pasionales tienen que ver con el tabaco, nunca con el alcohol.

¿Qué produce más víctimas mortales al año: el hambre, el mal amor o el pitillo? Déjense, pues, de hostias: prohíban lo realmente pernicioso y no declaren la guerra a nuestra pipa de la paz. Si es por dinero, que no quede, porque si España gana el Mundial todos vamos a forrarnos. ¿Y siCarod se permite el lujo de ir en coche oficial a 170 por hora y la sanción la paga el mosso conductor, quien va cohibirme si quiero permitirme el lujo y la multa de pimplarme un Cohiba en un quirófano? En New York, un agente nos reprendió porque fumábamos al aire libre, a menos de 100 metros de una escuela; no sirvió de nada explicarle que era una solitaria mañana de domingo y todos los alumnos estaban en sus casas.Tonta lex, sed lex.Y, no lo olvidemos, el tabaco es americano: lo fumaronColón,elChe,Groucho, Humphreyy elcowboyde Marlboro; lo deChurchilloGainsbourgfue pura imitación: el sueño de América pasado por el humo que cegaba sus ojos europeos. También en eso se equivocaron, como en Vietnam o en Irak, y la vieja Europa no supo hacer otra cosa que imitarles.

Seamos imaginativos: prohibamos también otras cosas que dañan seriamente a quienes están cerca de quienes las consumen: los perfumes pestilentes, los taxis guarros, los comentarios cretinos, algunas emisoras de radio y televisión, la trompeta del vecino trompetista... Amigos, nos quedan apenas seis meses y medio. Con las uvas de fin de año deberemos decir adiós a ese dulce beso de alquitrán y nicotina que durante tantos años nos ha acompañado. Dicen que no se podrá fumar ni en las bodas. Entonces, ¿para qué casarse?