Dos miradas

Puritanas

La cuestión era (¿es?) ridiculizar la negativa a no doblegarse a los deseos del hombre, despreciar la voluntad de la mujer, tratar de confundirla... Cosa de puritanas

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jjubierre40675656 european parliament member terry reintke c holds a placard171025183446 / REUTERS / CHRISTIAN HARTMANN

EMMA RIVEROLA

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La facilidad para desenterrar términos/insultos/desprecios solo hace pensar en que nunca se fueron. No solo ha sido el manifiesto de algunas célebres francesas (Catherine Deneuve ha hecho algo parecido a retractarse) advirtiéndonos de la sombra de puritanismo que planea sobre #MeToo, la campaña que ha animado a miles de mujeres a denunciar los abusos sufridos. Es algo más extendido, más latente, definitivamente más rancio. Algo que huele a adolescencia en blanco y negro, esa que ya parecía superada. «Eres una estrecha». «¿Qué pasa, no te gustan los tíos? ¿Eres bollera?». La cuestión era (¿es?) ridiculizar la negativa a no doblegarse a los deseos del hombre, despreciar la voluntad de la mujer, tratar de confundirla… Cosa de puritanas. O más bien de bobas. Sí, de tontitas.

Porque, claro, las mujeres somos tan tontas que no sabemos diferenciar entre el coqueteo o el abuso. Tampoco entendemos que esos favores para impulsar nuestra carrera o, simplemente, mantener un trabajo no son nada más que un jugueteo. Nos acosan, nos agreden, nos violan, nos matan… pero somos unas puritanas cuando, al fin, hay una campaña que permite visibilizar, mínimamente, el problema. Hay que ser muy fuerte para denunciar desde una posición de debilidad. Lo mejor es el alborozo con que algunos han recibido el manifiesto antipuritanismo. Siempre nos quedará París, parecen creer algunos trasnochados. Si Simone de Beauvoir levantara la cabeza...