Pulso independentista

Puigdemont contra ERC

El razonamiento lógico que sitúa en fuera de juego al líder republicano para ser presidenciable se aplica también al cabeza de lista de JxCat

Carles Puigdemont y Oriol Junqueras (detrás, el 'exconseller' Raul Romeva), en un viaje a Bruselas para dar una conferencia en enero del 2017

Carles Puigdemont y Oriol Junqueras (detrás, el 'exconseller' Raul Romeva), en un viaje a Bruselas para dar una conferencia en enero del 2017 / periodico

JOAQUIM COLL

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A mediados de noviembre, Oriol Junqueras sorprendió a propios y extraños designando a Marta Rovira como candidata suplente a la presidencia de la Generalitat. Con ello dio por sobreentendido que ERC iba a ser la vencedora el 21-D, pero que él difícilmente podría presentarse a la investidura. Se anticipó a la hipótesis de que su estancia en la cárcel iba para largo, incluso aunque la causa penal acabara pasando de la Audiencia Nacional al Tribunal Supremo.

El tiempo ha confirmado su intuición porque el juez Pablo Llarena considera que hay elementos incriminatorios de rebelión y sedición, señala la existencia de un núcleo dirigente del que Junqueras formaría parte (junto a los 'Jordis' y el 'exconseller' de Interior Joaquim Forn), y cree que algunos acusados siguen estando en condiciones de reincidir delictivamente si estuvieran en libertad. Todo ello se basa en el famoso documento 'EnfoCATs', encontrado en septiembre por la Guardia Civil en el domicilio del entonces hombre fuerte del 'vicepresident' en Economía, Josep M. Jové, secretario general de la 'conselleria'. Desde Estremera, Junqueras debió imaginárselo y anticipó su renuncia, con el propósito principal de preparar a su partido.

Jugada mefistofélica

Ahora bien, con lo que no contó fue con que Carles Puigdemont llevara a cabo una jugada mefistofélica. Porque el razonamiento lógico que sitúa en fuera de juego al líder republicano para ser presidenciable se aplica también al cabeza de lista de JxCat, cuya situación se agrava al haber huido de la justicia española. Y, sin embargo, toda su campaña se basa en activar la emoción independentista de votar al "nostre president" para restituirlo en su cargo.

No solo eso, sino que en el programa de la candidatura de Puigdemont se afirma que "impulsar a cualquier otro candidato es legitimar el artículo 155 y un ataque a la democracia". O sea, que si ERC desobedece caería del lado de los que "atacan a Catalunya". No le está saliendo mal la jugada a JxCat en su pulso con ERC, según el último GESOP, a base de esconder la realidad del destino final de Puigdemont, no muy diferente al de Junqueras.