Pequeño observatorio

Puesta, apuesta y propuesta

Como la palabra tropiezo, estos vocablos son muy ricos, tanto en catalán como en castellano

olerin36720208 barcelona  08 12 2016 on barcelona mi barcelona puesta de so181106174930

olerin36720208 barcelona 08 12 2016 on barcelona mi barcelona puesta de so181106174930 / periodico

Josep Maria Espinàs

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El título de este artículo parece una bromita. Pero se trata de hechos. Tres amigas de casa nos han hecho saber que se habían caído. El lector comprenderá que no es habitual este hecho. Si tuviéramos un millar de amigas, quizás el hecho no nos extrañaría, pero el porcentaje de caídas en nuestras amistades me parece francamente exagerado.

Estas amigas no se dedican a hacer ejercicios de circo. Sus caídas son de una absoluta vulgaridad. Pienso que es probable que todo el mundo se haya caído alguna vez. A menudo tropezamos, y eso no es agradable, pero la palabra es muy rica, en catalán y en castellano. Un tropiezo o un tropezón coinciden en que significan el choque del pie con un obstáculo.

Pero quizás lo más interesante es la aplicación de esta palabra a un contratiempo. "Quería que me hicieran este pequeño favor, pero he tropezado con un individuo muy antipático". "Podría hacer eso que me pides, pero has tropezado con un mal día".

Yo he tropezado alguna vez, cuando iba distraído, caminando, pensando en algo que me preocupaba. Y también hay tropiezos que celebro. Subía al metro, abarrotado de gente, y tropiezo cara a cara con un antiguo compañero.

La gramática dice que tropezar es colisionar contra un obstáculo, pero la experiencia nos dice que también celebramos tropiezos, encuentros con alguien que no habías visto desde hacía mucho tiempo.

Curiosamente, tropezar es una expresión que no se aplica solo al contratiempo que supone caerse. En mis ámbitos vitales es posible que ante el éxito de un amigo, o la elección que ha hecho de una propuesta, le digamos que lo ha acertado.

El lenguaje es tan extraño que, en un juego de palabras, podemos decir a un amigo que ha ganado una apuesta: atención a la propuesta.

El dinero puede ser un sol que va a la puesta... Es decir, que, paulatinamente, como la luz del astro, está condenado a ir a menos a medida que avanza el día.