El diván socialista (8)

PSC, recuperar la centralidad

Las elecciones municipales son la clave para recuperar el papel de los socialistas en Catalunya

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ÀNGEL ROS

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El resultado del 28-N ha sido analizado como ningún otro, lo que responde, indudablemente, a la importancia del PSC en la vida política catalana de la democracia y a la que otorgan, tanto los medios de comunicación como los ciudadanos, al hecho de que Catalunya tenga un partido fuerte de sus características: espacio social, ideología y responsabilidades políticas.

Catalunya sería muy diferente sin cinco elementos que la han caracterizado, en cuatro de los que el PSC ha sido la fuerza más relevante.

Primero.El papel clave de los socialistas en el modelo de integración y de incorporación de los ciudadanos venidos a Catalunya entre los años 60 y 90.Segundo.La construcción de Catalunya desde los ayuntamientos, liderados a nivel de población, en un 80%, por los socialistas.Tercero.El fuerte tejido asociativo catalán y el conjunto de nuestra sociedad civil en la que los socialistas, junto con los nacionalistas, han liderado buena parte de esos movimientos civiles. El rol de la sociedad civil en una nación sin Estado es clave. Siempre he pensado que las capacidades que otorga el ser un Estado solo es compensable con una sociedad que mantenga el sentimiento nacional.Cuarto. Cuando el Estado ha sido gobernado por los socialistas, Catalunya ha progresado de forma efectiva. Se podría establecer también otra correlación basada en los nacionalistas catalanes decisivos en Madrid, pero ha fallado en momentos clave cuando la derecha ha gobernado en Madrid (segundo Gobierno deAznar).Quinto.El último elemento que ha caracterizado la política catalana de la democracia y el único en el que el PSC no ha sido relevante, ha sido el periodo del pujolismo: ideología nacionalista democrática con fuerte personalidad y liderazgo, basada en los principios del catalanismo político. Dejar la reconstrucción nacional de un país en manos de un partido nacionalista ha marcado la Catalunya actual con una cultura social, política y económica que solo en momentos de grandes cambios tiene capacidad de arraigar en solo 23 años. La decisión del PSC de dejar a CiU la responsabilidad única de reconstrucción nacional tiene consecuencias.

Los socialistas tenemos el reto de recuperar la centralidad del espacio político catalán en momentos difíciles, pero en una sociedad cambiante y que históricamente debemos liderar. Tenemos un primer reto que puede favorecer la recuperación parcial de nuestro lugar en la sociedad catalana antes del congreso socialista de otoño. Forma parte del discurso socialista decir que el PSC es un partido de base municipal y que somos la fuerza de los pueblos y ciudades del territorio, que es la que ha propiciado las transformaciones más importantes.

Ganar las elecciones municipales significa alinearse con lo que preocupa a los ciudadanos; tener un modelo de progreso para pueblos y ciudades; mejorar las condiciones de vida, y dar ejemplo de conducta para la moral colectiva. Si seguimos haciéndolo en el ámbito local, no tengo ninguna duda de que podremos gobernar una mayoría de los pueblos y ciudades de nuestro país.

El congreso del PSC se celebrará pasadas las municipales, pero muchos de los elementos de debate habrán estado ya en la agenda política. Si en algún lugar es relevante la integración de los nuevos inmigrantes es en los municipios y, sin duda, la inmigración estará, de forma explícita o implícita, en la agenda municipal. También lo estarán la educación, la atención social, la cultura y el fomento del nuevo empleo. La seguridad y la cultura de derechos y deberes se integrarán también en el debate. Como también la cohesión social y la crisis del Estado del bienestar. Desde posiciones conservadoras se aborda el Estado del bienestar en términos estrictamente presupuestarios, y si bien el presupuesto depende de variables económicas, la priorización de este depende de la ideología. Y los años de crisis son años para priorizar.

El PSC tiene que encarar su congreso buscando qué es el progreso. Y no tenemos que olvidar la premisa de que el PSC aspira a gobernar Catalunya y a participar, no solo a influir, en los gobiernos progresistas de España. Eso supone debatir el modelo de país que ha cambiado desde que se formuló el catalanismo en los siglos XIX y XX, pero que también ha cambiado desde queJordi Pujollo interpretó en los 70.

Y, finalmente, también tendremos que debatir el modelo de relación Catalunya-España, profundizando y trabajando el concepto federal, yendo, por lo tanto, más allá en el análisis de lo que simplifican los conceptosindependenciaosoberanismo o los que ahora quierenhomogeneizaciónouniformización, como forma de involución.

El debate Catalunya-España tiene que ir alineado y la solución tiene que ser coherente con una relación PSC-PSOE que no podemos reducir a un debate de grupo parlamentario. Ahora bien, en toda relación las partes tienen que tener voz. Voz propia cada uno, y voz compartida cuando haga falta, porque el proyecto del PSC es un proyecto nacional, y hay que explicarlo y defenderlo, pero también es un proyecto federal. Alcalde de Lleida.