LAS PRIMARIAS SOCIALISTAS

El PSC es así, cariño

Gane quien gane necesitará a los socialistas catalanes y estos estarán con quien gane

Susana Díaz, Pedro Sánchez y Miquel Iceta, en septiembre del 2015 en Madrid.

Susana Díaz, Pedro Sánchez y Miquel Iceta, en septiembre del 2015 en Madrid. / periodico

JORDI MERCADER

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Los militantes del PSC no acertaron a dar con el ganador en las primarias del PSOE de 2014 y podría ser que en esta ocasión tampoco coincidieran con el resto del partido federal. Entonces, Eduardo Madina ganó por tres puntos a Pedro Sánchez entre los socialistas catalanes, quienes, casi en solitario, apoyaron a Sánchez como secretario general hasta el final en su enfrentamiento con los santones, los barones y los cuadros capitaneados por Susana Díaz.

La ruptura interna del PSOE oficializada en aquel comité federal va a ser condenada o bendecida por las bases en estas primarias. De esto y no de serias divergencias programáticas van las primarias. Es una batalla entre la presión ejercida por el aparato sobre el militante, apelando a la estabilidad interna y a la exigencia de ganar tiempo para lamerse las heridas, y la practicada por los perdedores del comité federal, apostando por competir con Podemos recuperando el lenguaje de izquierdas: eso, si, tras castigar a los conspiradores. Las dos opciones son buenas para el PP, que a estas alturas debe temer más a los jueces que a los dirigentes del PSOE, sean quienes sean.

El militante del PSOE deberá elegir entre la fidelidad a sus cuadros dirigentes, conservadores por cargo, o alinearse con el discurso de sus hijos, mucho más predispuestos que ellos a escuchar a Pablo Iglesias. Los militantes del PSC no parece que tengan dudas, van a votar por la voz que les ha dicho lo que querían oír sobre la Catalunya nación. Les vendría bien que ganara Sánchez, pero Miquel Iceta está muy entrenado para pactar la discrepancia con Susana Díaz, como pactó con la actual junta gestora tras su disidencia parlamentaria al negarle la abstención a Rajoy.

LA NACIÓN DE NACIONES

La presidenta de la Junta de Andalucía, de convertirse en secretaria general, para lograr que la conllevancia 'orteguiana' reine de nuevo entre los dos partidos sólo tendrá que verbalizar en público lo que ha susurrado a los dirigentes del PSC estas semanas. Ella también puede ser partidaria, como Sánchez, de la nación de naciones (culturales, por supuesto), que es mucho menos que el estado plurinacional y algo más que el estado unitarista. Y también podría estar a favor, si fuera el caso, de la apertura en el Congreso de una comisión de reforma constitucional, una vía de recorrido incierto dadas las mayorías existentes, pero, en todo caso, un balón de oxígeno para un PSC acorralado en una esquina del escenario político catalán por el éxito del catalanismo soberanista.

A estas horas, más de uno de la gestora socialista se esté arrepintiendo de no haber excluido al PSC de las primarias del PSOE. En el PSC esperan el resultado global con cierta tranquilidad, siempre y cuando el perdedor asuma la derrota con deportividad. Extremo sobre el que existen dudas y más en el supuesto de una victoria por unos cientos de votos. Gane quien gane necesitará a los socialistas catalanes y éstos estarán con quien gane. Esta es la fórmula y los tres candidatos a las primarias la conocen y la respetan con cariño.